La cadena de valor del sector vitivinícola, que comienza en el viticultor y acaba en la comercialización del vino, sumada a las actividades más estrechamente vinculadas a ella, como las industrias del corcho, madera, vidrio, fitosanitarios, logística o transporte, entre otras, genera un Valor Añadido Bruto (VAB) total superior a los 23.700 millones de euros anuales.Este agregado de efectos directos, indirectos e inducidos es equivalente al 2,2% del VAB nacional. Si se considera solo el impacto directo, este se sitúa en 11.650 millones de euros.

Estos son algunos de los datos que revela el estudio ‘Importancia económica y social del sector vitivinícola en España’, publicado por la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) y elaborado por Analistas Financieros Internacionales (AFI).

El primer eslabón de la cadena, el cultivo de la vid y la producción de uva para vino y mosto (viticultura), genera en torno a los 1.100 millones de euros de VAB directo. Casi la mitad de ellos, un 48,1%, corresponden a Castilla-La Mancha, que es también con diferencia la región con mayor superficie de viñedo y la que encabeza la producción de uva en España. Pero tras la castellano-manchega, la segunda comunidad con una mayor contribución es la extremeña, donde tiene origen un 7,3% de este VAB, quedando por encima de la Comunidad Valenciana, Castilla y León y Cataluña.

Este estudio, que recurre en este apartado a datos del 2019 del Ministerio de Agricultura, recoge 79.410 hectáreas de viñedos para vinificación en Extremadura (8,31% del nacional), con las que se producen algo más de 3,3 millones de hectolitros de vino (una cuota del 8,76%), ocupando también en ambos apartados el segundo lugar nacional. Donde cae significativamente es en el número de viticultores registrados, donde aparece en octavo lugar, con 15.049, de un total que en España supera los 560.000.

Si lo que se tiene en cuenta es el peso que este subsector tiene dentro de los respectivos VAB regionales, de nuevo es Castilla-La Mancha la que encabeza el ‘ranking’, con un 1,3%, si bien La Rioja y Extremadura, con un 0,7% y un 0,4%, respectivamente, también figuran en posiciones destacadas.

Por lo que atañe a la elaboración del vino, en estos procesos toman parte en España unas 4.000 empresas entre bodegas y cooperativas. Este segundo modelo se estima que concentra aproximadamente un 60% del volumen de producción, siendo su presencia más destacada en las grandes áreas productoras. «No obstante, en términos de valor, destacan los grandes grupos bodegueros: los diez principales acapararon un 44% de las ventas de vino en 2018», se apunta en el informe.

Este tramo de la cadena de valor genera casi uno de cada tres euros de VAB del sector vitivinícola (más de 6.550 millones de euros). «Además, por cada euro generado de manera directa en las actividades de vinificación, la economía registra alrededor de 2,4 euros suplementarios de manera indirecta e inducida», se recalca. La transformación de la uva en vino, así como su conservación y el envasado, están detrás de unos 27.100 puestos de trabajo directo y de otros 88.250 empleos anuales de manera indirecta o inducida. No obstante, precisa el trabajo, «la carencia de información pública a escala regional limita las posibilidades de cuantificación para una mayoría de comunidades autónomas, incluyendo algunas con fuerte presencia del sector vitivinícola, como pueden ser Castilla-La Mancha y Extremadura».

Comercialización

El colofón del proceso productivo, la comercialización, supone un VAB directo superior a los 8.650 millones de euros. Aquí, son las comunidades más pobladas y donde, por lo tanto, el consumo de vino es potencialmente también mayor, las que tienen un peso más elevado. Extremadura queda con un 1,3% del agregado nacional, por un 18,6% de Cataluña, casi un 17% de Madrid y un 14,4% de Andalucía, que son las primeras del listado. Entre las tres aglutinan un 50% de la cifra nacional. Puesto en relación con el VAB regional, el dato extremeño es del 0,7%.

El trabajo de AFI también pone en valor la aportación de esta actividad en el ámbito del comercio exterior, «No en vano, España es el principal exportador mundial de vino, en términos de volumen, y el tercero, en valor», se esgrime. En conjunto, los productos vitivinícolas españoles llegan a 189 países, de los cuales 86 realizaron compras superiores al millón de euros en 2019. Además, más de la mitad de las empresas que realizan envíos al extranjero se han convertido en exportadoras habituales, al haberlo hecho de forma consecutiva en el último cuatrienio.

En la comercialización exterior está, no obstante, uno de los puntos en los que la región tiene un margen de mejora más amplio. Mientras que en la mayor parte de autonomías son mayoritarias las ventas al extranjero de vino envasado, Extremadura, junto con Castilla-La Mancha, Madrid y la Comunidad Valenciana, es una de las cuatro donde tiene un peso minoritario. De hecho, ocupa el último lugar, con solo un 17,4% del total, menos de la mitad que la proporción nacional (38,2%). En cualquier caso, sobre el total exportado por España, el vino extremeño mantiene la segunda mayor cuota regional, con un 10,7%.