La situación de pandemia ha venido a demostrar, una vez más, la importancia social de la agricultura y de la ganadería. El carácter esencial de la actividad de los agricultores y de los ganaderos, no sólo desde el punto de vista económico, sino también desde una perspectiva social, se recoge de forma expresa en el Real Decreto de declaración del estado de alarma. La primera actividad económica para cuya realización se permitió que las personas pudieran circular por las vías de uso público fue --y sigue siendo-- la adquisición de alimentos.

El papel de los agricultores y ganaderos extremeños, ha sido esencial en la gestión social del confinamiento. El sector agroalimentario ha estado a la altura de las circunstancias contribuyendo a mantener el abastecimiento de alimentos para los lineales de las cadenas de distribución y a tranquilizar a la población garantizando el suministro alimentario.

Desde Caja Rural de Extremadura no albergamos ninguna duda acerca del reconocimiento que el sector agroalimentario tendrá cuando acabe la crisis sanitaria como garantizador de estabilidad social y como generador de empleo y de riqueza. En contribuir a que este reconocimiento se traduzca por los poderes públicos en medidas de apoyo económico al sector, podéis contar con la Caja de todos los extremeños. Confiamos que de esta crisis el sector agroganadero salga reforzado en sus estructuras, en su industrialización y en sus canales de comercialización.

La crisis sanitaria provocada por el covid-19 ha ocasionado una crisis económica generalizada, territorial y sectorialmente, de dimensiones desconocidas, que naturalmente afecta de forma directa al sector agroalimentario.

¿Cómo afecta la crisis del covid 19 a ganaderos y agricultores? Antes de la crisis, el sector ya se encontraba al límite, con manifestaciones pidiendo una reforma de la Ley de la cadena alimentaria para obtener precios justos por sus productos. Ahora la situación ha empeorado, al problema de los precios justos se han añadido muchos más: la disminución de los márgenes la dificultad de cubrir los costes de explotación, la dependencia de parte de la producción del canal horeca --de los más afectados por la crisis sanitaria--, la drástica reducción de las exportaciones, la dificultad para encontrar mano de obra para el campo, etcétera,

Es una vieja máxima conocida entre nosotros, de que en situación de mercados revueltos no hay ganancia para el productor. Y todos los sectores están afectados.

En ganadería, en principio solo se vieron tocados los lechazos y cochinillos en Castilla y León, pero rápidamente la crisis se extendió a todos los sectores ganaderos de carne y leche a nivel nacional. Situación que ha provocado el desplome generalizado de las cotizaciones en todas las Lonjas de España, principalmente por la caída de la demanda del canal horeca, pero también, sin duda, como consecuencia de movimientos especulativos en la cadena alimentaria.

En el caso del ovino y caprino al ser carnes cuyo destino final suele ser restauración, debido a las bajadas de precios o incluso a la falta de salida de dichos animales de la explotación, se ha optado por ‘soltar’ los lechazos a campo con las madres, para esperar a que escampe esta tempestad y se pueda decidir qué hacer y qué salida dar a la producción, explican ganaderos del sector en Extremadura.

En cuanto al porcino ibérico, los cerdos ya cebados cuando pasan de las 15 arrobas quedan fuera de la norma, sufriendo penalizaciones por parte de los industriales.

En el vacuno, debido a la caída del canal de la hostelería y la restauración, no se demandan terneros para el despiece de las partes nobles, sino carnes de menor valor para uso doméstico.

Este nuevo escenario alienta a las Interprofesionales del sector a buscar nuevos cauces de comercialización a través de sellos de calidad para la carne fresca.

En agricultura, los vinos siguen en bodegas y los aceites continúan almacenados. Por su parte, la campaña de recolección de frutas y hortalizas, que comienza en breve plazo, se verá afectada muy negativamente, no solo por la bajada de los precios, también por la falta de mano de obra debido a las restricciones de movimiento e incremento de las medidas de seguridad, de forma que, siendo estos productos perecederos, será difícil dar salida a los mismos.

La situación que actualmente está viviendo el campo podría mantenerse o empeorar a la vista de la continuidad y limitaciones que, impuestas con el estado de alarma, previsiblemente continúen en la denominada ‘nueva normalidad’. Pérdidas que podrían ser inasumibles por buena parte de autónomos y pymes agroalimentarias. Caja Rural de Extremadura y su Oficina Técnica Agraria renuevan su compromiso con el sector agroalimentario extremeño. Nuestra red de oficinas y nuestros profesionales están preparados para el apoyo financiero a los agricultores y ganaderos de Extremadura y a las sociedades cooperativas agroalimentarias que los agrupan. La fortaleza financiera y la fortaleza societaria serán los dos baluartes desde los que resistir y, lo más importante, desde los que crecer. Contad con nosotros.