El agua que ha caído en las últimas semanas en la región ha llegado tarde para muchas de las explotaciones extremeñas cultivadas con cereales de invierno (trigo, avena o cebada). Aunque aún es pronto para hacer estimaciones concretas de producción, las organizaciones agrarias UPA-UCE, APAG Extremadura Asaja y COAG coinciden en que la de este año será una campaña con una producción baja. No solo tanto en relación a la del 2018, que fue muy buena; también si se compara con los niveles de cosecha normales para la comunidad autónoma.

La escasa pluviometría que acusó la región en los meses de febrero y marzo han provocado en numerosos cultivos daños irreparables. Según la calificación de la Delegación Territorial en Extremadura de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el primer trimestre del año «fue muy seco». En promedio, para toda la región, se registraron 64,5 milímetros de agua, menos de la mitad (un 44,5%) de su valor de referencia para estos tres meses, que serían 144,9 milímetros. «El cereal de secano no es un cultivo que precise mucha agua pero la quiere en su momento adecuado, en febrero y marzo», explica Juan Moreno, presidente de COAG Extremadura, que agrega además que en este inicio de año, «cada vez que caía algo, venía un día de viento que hacía que no sirviese para nada. El agua se iba igual que llegaba».

Moreno considera que en cereal de secano «va a ser un año catastrófico. Si comparemos la producción de este año con la del pasado, que fue una cosecha de las mejores que se recuerdan, va a haber un 80% de pérdida». Y respecto a una campaña normal, «un 65% o un 70%». «Hay muchas parcelas que ni siquiera se van a cosechar», apostilla.

SITUACIÓN DESIGUAL / Desde UPA-UCE, su secretario general, Ignacio Huertas, vaticina una cosecha de cereales «bastante más baja en producción» y «muy desigual» dependiendo de qué zona de la región se trate. «Hay algunas donde ha llovido un poco más tiempo o en mayor cantidad y se ha remediado una parte del daño. En otras, la campaña no tiene solución», esgrime. Entre estas últimas cita las de Alburquerque o Badajoz, en las que «muchas fincas no van a servir ni para segar para heno». En la Campiña Sur, precisa, la cosa «puede estar un poco mejor porque le llovió un poco más a tiempo».

En cuanto a los precios con los que se inicia la campaña, Huertas los califica de «ruinosos, no se corresponden para nada con la producción que hay». Dadas las previsiones que se manejan tanto en España como en otros países productores de la UE, arguye, lo normal es que ahora fuesen al alza. «El problema que tenemos siempre en este sector es la especulación que se produce», lamenta.

La mayor o menor producción de cereales, recuerda Huertas, afecta además al sector ganadero. Si a la falta de hierba en muchas fincas, que obliga a recurrir a los piensos ya a estas alturas del año, «se une una cosecha de cereales que no permite tener paja y heno en condiciones, la situación va a ser problemática».

Por su parte, el presidente de Apag Extremadura Asaja, Juan Metidieri, también conviene en que «ya se puede decir que esta va a ser una campaña por debajo de la media». No obstante, considera que cómo evolucione la climatología en las próximas semanas todavía puede determinar en buena medida el balance final. «Si aprieta mucho el calor, será todavía más grande la pérdida, pero si el tiempo viene más fresco, mejorarán un poco los rendimientos», puntualiza.

De momento, añade, «lo que se está haciendo de heno está siendo un 50% o menos que el año pasado. Si entonces una hectárea daba para entre seis y ocho mil kilos, este año se está quedando de tres a cuatro mil máximo».