El cultivo del tabaco se asienta en gran parte en zonas edafológicamente degradadas y poco productivas, de ahí que este cultivo juegue un papel fundamental en el mantenimiento del suelo fértil, evitando la erosión y fundamentalmente manteniendo activa la vida microbiana como base de partida en la preservación del medio ambiente y de la biodiversidad propia de las diferentes zonas del cultivo.

La agricultura y sus usos han ido evolucionando de forma positiva en las cuales el cuidado del suelo y medioambiente se han convertido en prioritarios; factores estos que se estaban degradando debido a la búsqueda desesperada del incremento de la productividad sin tener en cuenta acciones técnicas que estaban dañando de forma progresiva la forma de vivir de todos los seres vivos.

En el cultivo del tabaco ya hace años y ahora de forma más intensa, por las exigencias de nuestros clientes y por convencimiento propio decidimos cambiar la forma de cultivar pasando de una agricultura convencional a la agricultura sostenible paso previo a la agricultura orgánica u ecológica, lo que siempre hemos conocido como agricultura tradicional.

La agricultura sostenible nos lleva a mejorar la eficiencia de los recursos naturales mediante acciones directas, acciones que Cetarsa desde su departamento de I+D y el asesoramiento directo a los agricultores esté trasladando al cultivo del tabaco un conjunto de acciones técnicas necesarias para preservar los diferentes ecosistemas, estas acciones que estamos llevando a cabo en el cultivo del tabaco se fundamentan principalmente en:

• Un plan de mejora genética con el desarrollo de variedades de tabaco con resistencia múltiple a las plagas y enfermedades más comunes en las diferentes zonas de cultivo (Virus, nematodos, fusarium, Thielavia, etcétera). Estas variedades que están a disposición del sector productor, les asegura sus cosechas en productividad y calidad.

• Cetarsa produce estas variedades híbridas mediante métodos naturales (polinización cruzada), no existiendo ningún tipo de manipulación genética en su producción).

• Mantenimiento de la actividad microbiana del suelo, basándonos fundamentalmente en la aportación de materia orgánica de origen animal, la cual aporta ácidos húmicos y fúlvicos, los cuales actúan como activadores de la vida microbiana a la vez que facilitan la retención y absorción de elementos minerales básicos para el desarrollo de las plantas. Los niveles idóneos de materia orgánica en el suelo se sitúan entre el 1,7 y 2,2 %, igualmente debemos de mantener un equilibrio o mantenimiento del Ph, con el fin de evitar posibles bloqueos nutricionales, el Ph más idóneo en el cultivo del tabaco se sitúa entre el 5,7 y 6, hay que evitar los suelos excesivamente básicos ya que favorecemos la presencia de Phytopthora.

• Plan de labores realizadas en profundidad sin cambio de perfiles, con el objeto de facilitar el drenaje y oxigenación del suelo fértil.

• Las rotaciones en producción integrada son un componente básico, como acción técnica dirigida a disminuir la presencia de plagas y enfermedades que generalmente se incrementan cuando de forma reiterada se repite un mismo cultivo, produciéndose el cansancio del suelo agrícola.

• Planificar un plan de riegos, siguiendo las necesidades reales de agua a lo largo del cultivo tomando como referencia para ello al indicador medioambiental Huella Hídrica el cual nos marca las necesidades y coste del agua utilizada durante todo el proceso de cultivo. Este indicador nos hace tomar consciencia del consumo de agua, teniendo presente que esta es un bien escaso. En el agua de riego tenemos que controlar los niveles de residuos y contenidos en cloro, aunque en las diferentes zonas de cultivo disponemos de aguas limpias.

• La fertilización debe de ser equilibrada tanto en elementos principales como en microelementos. El ajuste del Nitrógeno va relacionado con la variedad utilizada, tipo de suelo y ciclo del cultivo, tanto el potasio como el magnesio son elementos de calidad ya que forman parte del núcleo de la clorofila e influyen de forma drástica junto a los microelementos en la calidad final de la cosecha. Debemos de estar pendiente de las posibles aportaciones de metales pesados al suelo agrícola, tales como cadmio, plomo, cobalto, etcétera. Estos pueden llegar al suelo bien a través de la aportación de N-P-K como el cadmio o a través de la aportación de materias orgánicas procedentes de lodos ciudadanos, lodos estos prohibidos en los suelos dedicados al cultivo del tabaco. Cuando estos pasan los porcentuales permitidos bloquean la absorción de elementos de primera necesidad para las plantas, los niveles permitidos de cadmio en el suelo no deben de ser superiores a 1-2 ppm, el plomo entre 10 y 150 ppm y cobalto niveles inferiores a 50 ppm.

• Reducir al mínimo la utilización de fitosanitarios químicos o de síntesis, sustituyendo a estos por materias activas de origen orgánico.

• En el proceso de curado del tabaco Virginia sustituir la utilización carburantes fósiles, por biomasa (restos vegetales) como fuente de energía. Esta biomasa sigue un proceso de trazabilidad que nos permite conocer su procedencia con el fin de evitar cualquier tipo de agresión medioambiental.

Consideramos básico y fundamental trabajar desde el asesoramiento técnico que nos marcan los diferentes parámetros que definen la sostenibilidad agrícola, para poder hacer frente al creciente cambio de todos aquellos aspectos que afectan al clima y como consecuencia al deterioro del suelo fértil; tenemos que concebir a la agricultura sostenible como un proceso más en la cadena de acciones que tenemos que llevar a cabo con el fin de regenerar todo aquello que la propia sociedad ha deteriorado y no como un punto y final en la resolución de un problema.

Las prácticas agrícolas sostenibles nos permiten utilizar al máximo la tecnología, la investigación y el desarrollo de esta y la implicación del sector productor no solo como parte implicada sino también como ejecutores de un proceso dirigido a la protección de los recursos naturales con el fin de evitar todos los daños colaterales que conlleva un cultivo desordenado.

Como hemos comentado anteriormente el cultivo del tabaco se lleva a cabo dentro de unos parámetros de sostenibilidad alto, ello está basado principalmente en el muy bajo uso de fitosanitarios de síntesis, en el desarrollo y utilización cada vez más pronunciado de productos de origen orgánico en el control de plagas, en un consumo sostenible del agua de riego, en un manejo adecuado del suelo agrícola manteniendo campaña tras campaña niveles adecuados de materia orgánica como despensa de la cual las plantas se retroalimentan y por supuesto de un plan de mejora genética desarrollado y mantenido por Cetarsa con variedades dotadas genéticamente de multiresistencia a las plagas y enfermedades más comunes que nos asegura las cosechas en productividad y la calidad demandada por los clientes. No olvidando nunca la calidad del agua de riego, procedente de los deshielos de la sierra de Gredos, aguas limpias y exentas de metales pesados, al igual, que todos los suelos de cultivo, todos estos puntos englobados dentro de una asistencia técnica cualificada y muy exigente en sus objetivos que no son otros que los que nos marcan nuestros clientes.

El cultivo del tabaco se cultiva de forma sostenible como ya hemos comentado pero también debemos de tener en cuenta que la planta de tabaco dispone de una gran masa vegetativa con un alto contenido en agua que en su máximo desarrollo puede llegar al 90 de su peso, factor este fundamental en la fotosíntesis para la cual el agua es factor básico ya que facilita la apertura de los estomas abriendo la vía de absorción de grandes cantidades de CO², que en combinación con las moléculas de agua como donante primario producen oxígeno en grandes cantidades que es liberado a la atmósfera.

Por todo ello el cultivo del tabaco no solo es el sostén económico y social de zonas sin alternativas a corto-medio plazo, sino que a su vez facilita un microclima a través del cual colabora en el mantenimiento de los diferentes ecosistemas, aportando positividad al cambio climático y protegiendo al medioambiente.

JEFE DE ÁREA DE I+D

en la compañía española de tabaco en rama (CETARSA)