Parece bastante previsible qué se puede uno encontrar en la Feria Nacional del Queso. Sin embargo, aquellos que lo hacen por primera vez se marchan asombrados. Y es que en Trujillo, hasta el queso puede sorprendernos. Los hay de jamón, de aceitunas, de boletus, de cebolla, con cenizas y manzana y hasta de vino tinto y blanco. Es solo una pequeña muestra de las cientos de variedades de este rico manjar que se puede degustar hasta el domingo en la plaza Mayor. La elaboración artesanal de los quesos convive aquí con la innovación en perfecta armonía, dispuestas a satisfacer tanto a los paladares más tradicionales como a los más sofisticados. Por eso, cada vez son más los que acuden tratando de descubrir algo nuevo. Y siempre lo encuentra. Así lo ponen de manifiesto una pareja de Sevilla que, aprovechando el festivo, se han acercado a la feria «ya que vinimos una vez hace tres años y nos fuimos encantados», aseguran. A ella le gustan «de esos que pican», mientras que él se decanta por «los cremosos como la Torta del Casar y el Queso de la Serena», cuenta, con un perfecto conocimiento de los quesos regionales. Esperando probar los quesos internacionales de Grecia, como país invitado, han acudido este primer día un grupo de amigos de Madroñera y Los Guadalperales «porque si no es aquí no tienes oportunidad de probar quesos tan difíciles de conseguir» explica uno de ellos. Pero además, muchos acudirán los próximos días también acompañados por niños, ya que para ellos, el maestro quesero, Antero Manuel Murillo, tiene preparados los talleres artesanales de queso.