La afamada compañía andaluza Atalaya, la más valorada por el INAEM del Ministerio de Cultura, en un airoso viernes de Las Veletas, consiguió un notable éxito de público, a juzgar por los prolongados aplausos finales y los buenos comentarios de tantos aficionados

Y seguramente fue porque a estos teatreros les gusta que haya mucho espectáculo: abundantes coreografías cantadas, música marchosa y trepidante ritmo con el que muevan la escenografía y los personajes. Todo ello se cumplió en el muy Andaluz montaje de El rey Lear, escrito por un W. Shakespeare maduro, para cuajar su mejor y más humana tragedia.

Decimos andaluza por los muy rítmicos sonidos, algunos ensordecedores, cuando la tormenta o al tirar los 9 multifuncionales bancos, que recomponían formando una cabaña, un frente de batalla o un triángulo de disensiones familiares, que por cierto éste es el tema capital de la obra: una de las tres hijas del rey es injustamente desheredada, la heroína gentil Cordelia y despreciada por sus egoístas hermanas, que no dan cobijo a su anciano y enloquecido padre, pero ella sí lo acoge cariñosamente al final sabiendo perdonarle. O sea la ingratitud filial, que hoy desgraciadamente sufren bastantes padres, para los que no hay sitio en las herméticas casas de sus hijos y tienen que refugiarse en una residencia geriátrica o en un asilo.

La interpretación Coral fue prodigiosamente naturalista, si bien destacó especialmente la desconcertante Carmen Gallardo haciendo inusualmente un buen papel regio, la heroica Cordelia por Elena Aliaga, la de Lidia Mandul en el saltimbanqui bufón, J Galán en el fiel Kent, J.A. moreno en el duro bastardo Eduard. Abusaron en La caracterización de algunos zarrapastrosos andrajos.

Ayudaron a reforzar la tensión escénica los impactantes efectos de luz y sonido en las escenas claves (con la tormenta, en la batalla francobritánica,...); todo ello supuso una gran ambición artística y una emotiva puesta en escena, gracias también a una acertada dirección y una bastante abreviada dramaturgia de Ricardo Iniesta. Así se comprende que le hayan dado a esta buena Compañía Atalaya el Premio Nacional de Teatro hace unos poco años.