Albalá, en plena Sierra de Montánchez, está considerada como el verdadero pulmón de la comarca. Su situación, en un auténtico bosque de encinas, su patrimonio y sus ferias y fiestas la convierten en una excelente propuesta para el viajero que busca el encuentro con lo auténtico.

La población fue fundada por los romanos al encontrarse en la vía que unía Mérida con Toledo. De hecho son muchos los yacimientos de esta época que quedan: El campo, El Carrascal, Dehesas de Abajo y Pozo del Charcón. El nombre de Albalá procede de los árabes que llamaron así al municipio por su cercanía a la vía romana. Tras la conquista de Montánchez por Alfonso IX de León fue entregado a la Orden de Santiago. Aún conserva las minas de uranio que en los años setenta se hicieron en la zona.

Si por algo es conocida Albalá es por una fiesta típica: Las Tablas. Se trata de un homenaje al niño-Dios , como un recuerdo de las ofrendas que le hicieron los Reyes Magos y los pastores. En la fiesta los quintos y quintas portan en sus cabezas unos tableros adornados con pañuelos de seda, rosarios, medallas y cintas de variados colores, sobre los cuales colocan rosquillas, panes, naranjas, golosinas… El pueblo les acompaña con una música peculiar y mucho regocijo en el recorrido de esta ofrenda.

Posteriormente se pujará por las tablas en la puerta de la iglesia parroquial. En tiempos pasados, era el cura del pueblo quien elegía a las niñas que portaban las tablas. La fiesta se celebra los días 25, 26 y 27 de diciembre. Antes, el día 24 todo el pueblo se congrega a una gran hoguera, que encienden los quintos, preludio de esos tres días de fiesta.

En cuanto a patrimonio hay que destacar la iglesia de la Magdalena, del tercer cuarto del siglo XVI, la ermita de San Joaquín y Santa Ana, el famoso calvario, el rollo o picota y los numerosísimos escudos y blasones que hay repartidos por las casas de la población.

Juan Rodríguez, alcalde de Albalá, explica que en la gastronomía local destacan la caldereta de cordero, el cochinillo asado, el queso curado de oveja y las migas con torreznos. Afamadas son sus roscas, perrunillas, piñonates y flores. No menos interesantes son las rutas senderistas que hay establecidas en la zona, de fácil trazado. Muchos son los senderistas que se alojan en los tres apartamentos rurales municipales que hay en Albalá.

El municipio destaca por su Feria del Caballo, que surgió gracias a la iniciativa de un grupo de aficionados y que este año llegará a su vigésima edición. El año pasado concurrieron 20 ganaderías selectas de Caballos de Pura Raza Española. En la Feria del Caballo de Albalá, que se desarrolla en abril, hay un importante concurso morfológico. Además, por la noche, hay muchas actividades lúdicas, conciertos y animación hasta la madrugada.