A este paso Fernando Alonso batirá el récord de adelantamientos en una temporada. Dicen que rebasar a un coche en Mónaco es casi imposible, pero el bicampeón dio cuenta de cinco rivales en pista y, con una estrategia radical --cambió ruedas en la primera vuelta-- llegó hasta la sexta plaza. La cabalgada le permitió minimizar los daños de un sábado negro y se mantiene a tres puntos del liderato que ha cambiado de manos: ahora es cosa de los Red Bull tras un doblete con la firma de Mark Webber y, como no, Sebastian Vettel.

LA MARCA DE SCHUMACHER El objetivo era igualar la remontada de Michael Schumacher en el GP de Mónaco 2006: de último a la quinta posición. Pero con un matiz importante: Alonso se vio obligado a salir del pit-lane. Había que hacer una estrategia radical y pensamos en dos: o cambiar ruedas en la primera vuelta o en la últimaO, reveló el piloto. Y sus ingenieros acertaron al mandarle entrar en la primera vuelta en cuanto salió el coche de seguridad tras el accidente del Williams de Nico Hulkenberg en el túnel.

Los datos extraídos de las sesiones libres indicaban que los neumáticos duros aguantarían todo el GP, pero en las simulaciones de carrera Alonso no pasaba de la décima posición. El asturiano se encargó de reventarlas y se tiró a cuchillo por el sinuoso, resbaladizo y mítico trazado monegasco. Uno a uno, fue dando cuenta de cinco coches, cinco adelantamientos, un grandioso espectáculo reservado a los más grandes.

El Hispania de Karum Chandhock fue su primera víctima, le adelantó en la recta (que no lo es en Mónaco) de meta tras la retirada del coche de seguridad (V-6). El Virgin de Lucas Di Grassi fue el siguiente objetivo, pero el brasileño vendió cara su piel, demasiado, porque rozó la sanción al zigzaguear en las frenadas. Alonso tuvo que engañarle en la primera variante y le rebasó por el lado menos habitual: por fuera. "Perdí unas vueltas con Di Grassi que se creía que estaba luchando por el título. Si está contento con su actuación, pues enhorabuena", se quejó con ironía el asturiano.

MAS ADELANTAMIENTOS Jarno Trulli no opuso resistencia en el siguiente giro. No era su guerra. Sabía que cuanto más aguantara a Alonso más tiempo perdería en intentar taparle. Su batalla era con los otros dos equipos modestos, con los Virgin o los Hispania, como se demostró en la última vuelta, cuando intentó adelantar a Chandhock por el interior de La Rascasse propiciando un accidente en el que su Lotus pasó por encima del Hispania.

Alonso rebasó a Di Grassi y Trulli en la variante del puerto, el mismo lugar donde dio cuenta del Virgin de Timo Glock (V-15) y el Lotus de Heikki Kovalainen (V-17). Acabó su trabajo antes de los previsto. "El objetivo era adelantar a los seis coches lentos" y que la estrategia hiciera el resto. Y lo hizo. Cuando todos los pilotos cumplieron el obligatorio cambio de ruedas, Alonso ascendió hasta la sexta posición que "hubiera sido la quinta, por delante de Hamilton, de no haber perdido tiempo con Di Grassi". Una pena. Hubiera sido estelar. Acabar por delante de su enemigo público número uno, le hubiera dado dos puntos más, y sobre todo, un regustito para redondear una carrera tremenda, apoteósica.

Porque adelantar en Mónaco es casi imposible. Además de Alonso, solo Vettel pudo con Robert Kubica, pero lo hizo en la arrancada, y esa es otra cosa. Vettel ya era segundo en la primera curva. Y ahí se quedó, porque Webber se ha encontrado a sí mismo a los 34 años. Nunca estuvo al alcance de su compañero. Disfrutó tanto, llegó a esa mágica comunión con el coche, que su equipo le advirtió que aflojara el ritmo, que cuidara los frenos, cuando reventaba el crono.

Intentar, lo intentó también Trulli con Chandhock. Destrozaron sus coches en la maniobra. Por intentar, lo intentó Michael Schumacher pero a costa de incumplir el reglamento, lo que le costó una sanción de 20 segundos que dejó a Jaime Alguersuari (11º) al borde de sumar puntos de nuevo. "He acabado ¡bien!", celebró el barcelonés. Y no es conformismo. Solo finalizaron 12 coches. Entre los abandonos, el más doloroso, Pedro de la Rosa, con problemas hidráulicos (es increíble su mala suerte) y el más sonado, Jenson Button, que en este Mundial tan apretado supone pasar de líder a cuarto.