El Mundial de F-1 ha empezado con enorme emoción. El dominio de Red Bull en los días previos a la carrera, tanto en las sesiones de viernes y sábado (especialmente en seco), no se tradujo, ni mucho menos, en la pista durante el gran premio cuando la regularidad y, sobre todo, la hábil conservación de los neumáticos por parte del Lotus-Renault del finlandés Kimi Raikkonen convirtió al veterano campeón del 2007 en un claro ganador cuando, en la parte final de la prueba, adquirió suficiente ventaja sobre un portentoso Fernando Alonso (Ferrari) y el tricampeón de los últimos años, el alemán Sebastian Vettel (Red Bull). Es el triunfo número 20 de Raikkonen.La verdad es que Vettel, que mantuvo la primera posición lograda horas antes de la carrera en la improvisada calificación del mismo domingo, no pudo imponer el dominio de otros años en esta primera carrera y que todo el mundo le planteó batalla, especialmente los Ferrari desde la primera vuelta, Raikkonen viniendo desde detrás y haciendo una parada menos en sus boxes que el resto de piloto y, por sorpresa, un inesperado Adrian Sutil, ya que el piloto alemán de Force India-Mercedes tuvo un comportamiento impecable --también con una parada menos que los favoritos-- a lo largo de toda la carrera, aunque al final se vino abajo.

Ya el pasado año, Raikkonen, de 33 años, pudo haber ganado más de un gran premio (solo pudo hacerlo en Abu Dabi) y, en esta ocasión, ya desde los primeros entrenamientos de febrero se vio que el nuevo Lotus-Renault era un coche a la altura de los grandes. Esa manera de mimar las ruedas ha permitido hoy a 'Iceman' arrancar el campeonato en lo más alto del podio, acompañado de un regular y eficaz Alonso y de un derrotado Vettel. Ferrari ha demostrado, en Melbourne, haber recortado, y mucho, la desventaja con respecto a sus rivales, especialmente Red Bull, que ahora, en carrera, está detrás, y tener un gran coche ya que Felipe Massa, que partió por delante de Alonso en la parrilla, aunque esa ventaja le duró dos curvas, terminó en cuarta posición.