Es una de las empresas más rentables de la red y la descubridora de un modelo de negocio que apenas tiene competencia. eBay, la compañía de subastas, surgió de la imaginación de un francés, Pierre Omidyar, que descubrió que podía vender un puntero de láser roto a un tipo por poco menos de 15 dólares, y que cuando quiso cercionarse de si sabía que la pieza estaba rota, el otro le respondió que ya lo sabía, pero que coleccionaba punteros de láser rotos. La versión yanqui del chascarrillo de El Guerra "hay gente pa´ to´".

Y sobre esta gente capaz de buscar cualquier cosa y pagar por ella el precio que pusiera la demanda, Omidyar cimentó uno de los mayores imperios comerciales de EEUU, sin tener que preocuparse siquiera de la distribución, porque los usuarios se envían la mercancía entre ellos. Pero quien lo hizo grande fue Meg Whitman, una ejecutiva formada en la escuela de negocios de Princeton y bregada en colosos como Procter&Gamble, Walt Disney y Hasbro, que fue capaz de apostar por una compañía que entonces tenía 30 empleados y facturaba menos de cinco millones de dólares, y que hoy vale más de 36.000.

UNA EJECTUTIVA MENOS Whitman, con modos amables y un estilo de gestión duro, ha sido la ejecutiva de más peso en un Silicon Valley demasiado acostumbrado al poder masculino. Tan solo Carly Fiorina, al frente de HP, le hizo sombra, aunque nunca lograra situarse dos veces entre las mujeres más poderosas del mundo según la revista Time, como hizo Whitman en el 2004 y el 2005.

eBay estaba entonces en todo su esplendor, con las acciones más altas que nunca y los analistas rendidos a sus pies. Con Whitman compró en el 2002 Paypal, un sistema de pago que funciona como la tarjeta de crédito de internet, y todas aquellas pequeñas empresas que podían convertirse en competencia a corto o medio plazo, como Loquo o Mercado Libre, o que podían completar el negocio, como el comparador de precios Shopping.com.

La web de subastas, pese a los peligros del phishing , las sospechas de fraude sobre algunos vendedores y algunas decepciones de clientes, siguió aumentando clientes y visitas y se convirtió, gracias sobre todo a los coleccionistas y los cazadores de gangas, en el gran supermercado de la red. Todo mientras otras puntocom se hundían irremediablemente. Pero hubo un momento en que esta dirección tan clara truncó sus resultados y el mal llegó en forma de empresa de telefonía. En septiembre del 2005, Whitman anunció la compra de Skype, la mayor operadora de telefonía sobre internet, para integrarla en sus páginas. Era una adquisición visionaria --"para realizar y cerrar transacciones en la misma página de la subasta", según Whitman-- que quería potenciar el negocio inmobiliario del portal. Pero el dardo envenenado fue el precio: 2.098 millones de euros, que fue considerado excesivo por la industria, porque la compañía no daba beneficios. El tiempo les dio la razón, y eBay admitió al año siguiente que había "sobrevalorado" a Skype, para la que tuvo que realizar una provisión de 1.000 millones de euros, pese a los extraordinarios resultados de la operadora.

La Ebay que anuncia que deja Whitman --el mismo día que presenta resultados-- en manos de su segundo, John Donahoe, no tiene el mismo aliento que en los años dorados. Amazon le hace sombra gracias al control interno de la distribución y a una oferta cada vez más extendida, que compite con la venta directa en eBay, que ya es el 40% del negocio total. Donahue ya ha anunciado cambios. Y Whitman, a sus 51 años, se quedará en el consejo de administración de su compañía y en el de Dreamworks y Procter&Gamble, y a vivir. "No se puede presidir más de 10 años", decía. Y ha cumplido.