España es uno de los países donde más tarde se cobra una factura. La media son 90 días frente a los 59,2 del resto de países europeos. Estas demoras provocan unos gastos anuales adicionales de 25.000 millones de euros a las empresas por tener que financiar a los acreedores. Estos son algunos datos extraídos del estudio realizado en el primer trimestre del 2008 entre 6.000 empresas por la multinacional sueca Intrum Justitia, dedicada a gestión de cobros.

Su director general, Luis Salvaterra, avanzó que España por primera vez en cinco años ha empeorado en el índice de riesgo de impago.