La comisaria de Agricultura, Mariann Fischer Boel, afirmó el pasado lunes que no ve ninguna posibilidad de revisar la supresión de las ayudas directas al tabaco en el 2010, tal y como se pactó en la reforma del 2004, porque a su juicio supondría contradecir el espíritu de la nueva política agrícola común (PAC), que se basa precisamente en desacoplar las subvenciones comunitarias de la producción para que los agricultores cultiven aquello que pide el mercado y no los productos que reciben muchas subvenciones comunitarias, arguyó. El del tabaco es un sector estratégico para la economía extremeña. En Extremadura se producen anualmente alrededor de 40 millones de kilos de tabaco --el 92,5% del total nacional.

La reforma del sector del tabaco aprobada en el 2004 prevé la desaparición de las ayudas ligadas a la producción en el 2010 como muy tarde. A partir de entonces, la mitad de estas ayudas pasarán a ser un pago único, independiente de la cantidad producida, mientras que la otra mitad de los fondos se destinará al desarrollo rural. La Eurocámara pidió la semana pasada que las ayudas directas se prorroguen hasta el 2013, una posibilidad defendida también por los países productores, como España.

"La Comisión no ve ninguna posibilidad de revisar la decisión, tomada por una enorme mayoría de ministros europeos, de imponer el desacoplamiento total en el sector del tabaco a partir del 2010. Ello pondría en riesgo toda la reforma", afirmó Fischer Boel en una respuesta parlamentaria al eurodiputado popular polaco Czeslaw Adam Siekiersk.

La comisaria de Agricultura resaltó que el objetivo del actual

chequeo médico de la PAC, cuyas propuestas legislativas se presentaron la semana pasada, es lograr que la agricultura europea sea más competitiva y esté más orientada al mercado. "Un mayor desacoplamiento de las ayudas es uno de los principales instrumentos para alcanzar este objetivo", insistió.

En su pregunta, el parlamentario polaco denunció que la desvinculación total de los pagos con respecto a las cantidades cultivadas conducirá a la desaparición casi total del cultivo del tabaco en la UE y que los europeos acabarán importando un tabaco de mucha menor calidad de China o India. Destacó que al cultivo del tabaco se dedican en la Unión 100.000 agricultores y casi 400.000 trabajadores asalariados, mientras que otras 30.000 personas, aproximadamente, trabajan en la industria tabaquera.