TEtl economista principal del Ministerio de Agricultura de Estados Unidos Josep Glauber ha declarado ante el Comité Económico del Congreso que los precios de los alimentos subirán este año entre el 4% y el 5 %, porque el crecimiento de la industria del etanol empuja hacia arriba los precios de los productos agrícolas básicos.

Glauber, después de tirar la piedra contra el etanol, añadió lo que todos decimos: que también ha habido malas cosechas, que las clases medias de los países emergentes comen más y mejor, y que el precio del petróleo eleva los costos de la producción y transporte de alimentos. Lo llamativo de la declaración del señor Glauber es que el Gobierno de su país promueve decididamente la producción de etanol, con un subsidio a la producción de maíz (que es la materia prima del etanol en Estados Unidos) y otro al proceso industrial de transformación del maíz en combustible.

El Congreso ha aprobado recientemente una ley para fomento de alternativas al petróleo que manda multiplicar por cinco el nivel actual de producción de etanol para el 2020. ¿En qué quedamos?

Su voz se junta a otras más autorizadas, como la del primer ministro británico Gordon Brown, quien parece ha dejado de respaldar las metas propuestas por la Unión Europea para los biocombustibles: que el 10% de todo el combustible que se use en el 2020 sea de origen vegetal. A mister Brown le ha asustado el impacto de estas propuestas en el precio de los alimentos. Como a otros altos funcionarios de la FAO, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, los cuales en recientes declaraciones achacaban la subida de los precios de los alimentos al etanol.

La verdad es que el desvío de alimentos a la producción de etanol no es --todavía-- tan grande como para justificar algunas subidas, por ejemplo, la del arroz, que en ninguna parte (que yo sepa) se emplea para producir etanol. Pero puede ser que el etanol futuro esté afectando a los precios actuales por medio de la especulación que se encarga de anticipar el futuro y traerlo al presente. Lo que están haciendo estas voces contra el etanol es dar alas a otra especulación: la del petróleo, el producto que más va a ganar si fracasa el etanol.