Cómo valora el contencioso que la Comisión Europea (CE) mantiene con ustedes?

--La CE nos dio un plazo de seis meses para contestarle algunas preguntas sobre las tasas de intercambio. Estamos trabajando en ello y vamos a plantear las respuestas. Pero tenemos claro que la tasa de intercambio es algo necesario para el negocio, porque subvencionar significa que alguien lo pagará.

--¿Se ajusta a la realidad la CE cuando dice que Mastercard no favorece la competencia en las comisiones en las tarjetas?

--El mercado es transparente. Si hay alguna entidad que intenta abusar, eso se compensa con otras que no lo hacen, y se transmite al mercado. Pensamos que el mercado es el que fija las condiciones. Una sociedad desarrollada no debe basarse en la regulación. Es Mastercard quien está involucrada, pero este es un tema que afecta a toda la industria de tarjetas.

--¿Quiere decir que Visa vendrá después?

--Lo ha dicho usted. Da la impresión de que todo esto nos va a conducir a una bajada de tasas de intercambio en Europa. Deben existir comisiones de intercambio, la cuestión es cuál debe ser su importe. Hay mercados que aparentemente no tienen tasas, pero los emisores obtienen los recursos por otras vías. Alguien tiene que pagar un sistema como el que tenemos.

--¿Se podrá aplicar el modelo español en otros países europeos?

--Sería un buen criterio. En España se llegó a acuerdo para bajar precios entre bancos y comercios sin intervención de la Administración, aunque estaba informada. Qué mejor solución que los comerciantes y los bancos se pongan de acuerdo.

--¿Ustedes argumentan que son una empresa privada y que tienen derecho a determinar lo que quieren ganar, pero no le parece que la falta de competidores impide una competencia real en precios?

--Creo que no. En España quien fija los precios son los actores, los bancos. Nosotros y nuestra competencia ponemos las infraestructuras para que las transacciones circulen.

¿Se resolvería la situación con un tercer operador europeo?

--Yo creo que no cambiarían las cosas. Desde un punto de vista académico quién puede negar que seria bueno un tercer operador. Ahora bien, la cuestión está en que un tercer esquema no se puede improvisar de la noche a la mañana.

--¿Cómo va la implantación del sistema de pagos único, SEPA?

--El SEPA implica una fecha límite, que es el 31 de diciembre del 2010. Implica acciones sobre terminales, cajeros y tarjetas. En lo referente a cajeros, supone que un señor que haga una transacción en Hamburgo tenga las mismas condiciones que en Palma de Mallorca. En España el 85% de los cajeros ya están preparados. En terminales, se está al 60%. Con las tarjetas, de los 70 millones que hay, se han adaptado un millón y medio. Pero los fabricantes dicen que los bancos piden ya las nuevas tarjetas con chip.

--¿Falta voluntad política para alcanzar un verdadero mercado único de pagos?

--SEPA es un desafío de la magnitud que lo fue el euro. Implica igualar a todos los países europeos, pero no se puede poner el listón alto. En un principio, la implantación del chip era por el fraude. Quiero pensar que eso es un primer paso, porque lo importante serán las nuevas aplicaciones que el chip incorpora.