Los malos resultados de Siemens presentados la semana pasada no han sido ninguna sorpresa: la empresa alemana ha visto caer sus beneficios netos en el segundo trimestre de su año fiscal el 67,2% (412 millones de euros frente a los 1.259 millones del mismo ejercicio del año anterior). Pese a que las previsiones de su presidente, Peter Löscher, aún eran más pesimistas, la situación está para todo menos para sonreír en Siemens. Los escándalos de corrupción no dan respiro y la directiva se vio obligada, durante la presentación de resultados, a dar respuestas sobre esta cuestión durante más de media hora antes de ofrecer los datos. La publicación, el martes, del informe preliminar sobre las investigaciones internas que lleva a cabo el despacho Debevoise & Plimpton, no dejó otra opción.

El informe de los estadounidenses revela infracciones de la ley en casi todas las áreas de negocio de Siemens y en prácticamente todos los países investigados. La fiscalía alemana tiene abiertas ya numerosas investigaciones contra la empresa y extrabajadores concretos sospechosos de soborno, desfalco, corrupción, lavado de dinero y evasión de impuestos. Nadie escapa de la sospecha y la antigua cúpula directiva está en el punto de mira.

De momento, la cúpula de la compañía se escuda en una cita del informe para no abrir aún procesos contra miembros de la exdirectiva como el expresidente Heinrich von Pierer. "Existen distintas formas y grados de conocimiento, comportamientos y negociaciones concretas u omisiones por parte de algunos miembros de la antigua directiva. Entre una actuación correcta, la evasión de responsabilidades, la no reacción o reacción insuficiente hasta la posible participación en actividades impropias hay un amplio espectro y múltiples matices", reza el texto. La actual directiva alega que prefiere llevar a cabo investigaciones individuales más exhaustivas.

SE VEIA VENIR Pero lo que ha dejado claro el informe preliminar es lo que muchos veían venir: que las prácticas irregulares eran habituales en el día a día de Siemens, que estos comportamientos eran observados y fomentados por "al menos" parte de la antigua directiva y que la forma de operar era conocida por un gran número de trabajadores en Alemania y fuera del país. El informe no deja duda al afirmar que entre los casos descubiertos no hay solo casos directos de corrupción, sino que se da una "gran diversidad" de casos de "violaciones del reglamento, relacionadas con el control interno y la corrección de la documentación". El propio Löscher reconoce que se ha visto sobrepasado: "Claramente no vislumbraba el peso y la amplitud del problema cuando asumí mi responsabilidad hace un año".

DIALOGO RESTABLECIDO La directiva informó hace unas semanas de que se había restablecido el diálogo con las Autoridades de Supervisión de la Bolsa de EEUU (SEC) y con el Ministerio de Justicia de ese país. Y es que la empresa alemana teme sobre todo las consecuencias que pueda tener allí el escándalo, ya que, además de enfrentarse a multas millonarias, podría perder importantes contratos públicos.

El balance y los pronósticos presentados no incluyen el efecto económico del escándalo sobre la empresa. Al margen del pago de posibles multas, según los medios alemanes, Siemens ha gastado ya más de 1.700 millones de euros en el esclarecimiento del escándalo.