Un químico estadounidense que investigaba sobre poliuretanos en su pequeño laboratorio decidió proteger su furgoneta con uno de sus productos para evitar la corrosión de la plancha. Pero un día tuvo un accidente, y su furgoneta quedó muy maltrecha. Sin embargo, la zona de carga, la que había recubierto con aquel material, permaneció intacta, sin abolladuras. A partir de entonces, siguió investigando sobre aquella resina, hasta convertirla en Line-x, un material de gran resistencia que hoy en día se aplica para proteger las zonas de carga de los automóviles pero también en aplicaciones para los sectores industrial y militar.

"Ofrecemos este material en exclusiva en España, desde la gama más baja hasta la más alta, con capacidades de protección que otros productos no tienen", explica el gerente de Line-x Hispania, Jordi Macias. La empresa prevé facturar un millón de euros este año en el mercado español. El producto es tan especial como su público objetivo, ya que abarca desde todo tipo de consumidores hasta los gobiernos de los países más importantes. Una de las gamas del negocio es la de la protección de furgonetas y pick ups , con la que Line-x Hispania llega a particulares, emprendedores, negocios y ayuntamientos. "La carga de máquinas, los ácidos, destrozan los vehículos", señala. Solo 3 milímetros de resina (2,5 en los laterales) son capaces de resistir golpes, rascaduras y corrosión. Line-x incluso aguanta durante 48 horas el contacto con el ácido sulfúrico.

"Proteger la parte de carga de una pick up con garantía de por vida cuesta 500 euros. Una furgoneta pequeña, unos 300", explica. Además, la gran ventaja de este producto, aparte de su resistencia, es la rápida aplicación. Se suministra con pistola y es de rápido secado (4 segundos), por lo que en solo tres horas se prepara una furgoneta. "Con otros sistemas se necesita mínimo un día", añade Macias. Line-x Hispania cuenta con taller propio de aplicación en Cataluña y cinco distribuidores repartidos por otras comunidades. Furgonetas y camionetas de varios ayuntamientos, y empresas como Rosa Rosae, tienen protegidos varios vehículos con este material.

Line-x también se aplica para proteger máquinas, zonas de paso de empresas, azoteas y tuberías (en Egipto protege oleoductos, y en Dinamarca, estaciones petrolíferas). Además, está certificado para el transporte de alimentos y agua.

Pero este material es conocido sobre todo por su uso militar. Line-x se utiliza para proteger vehículos y edificios contra explosivos de gran potencia ante posibles ataques terroristas. Vehículos blindados, tanques, helicópteros, submarinos nucleares, chalecos antibalas... Incluso la fachada del Pentágono, en todo su perímetro, está protegida con este material tras los atentados del 11-S.

Una de las pruebas realizadas para testar la resistencia del material se llevó a cabo en la fachada de un edificio tratada con este producto. El experimento demostró que Line-x puede resistir la explosión de una carga de 130 kilos de dinamita que estalle a 30 metros de distancia de la pared de un edificio, impidiendo la fragmentación de los elementos estructurales de la misma.

El producto se importa de EEUU, y su fórmula de elaboración es secreta. "Es como la coca cola: se ha copiado muchas veces, pero yo aún no he probado ninguna como la original", concluye Macias.