La crisis causada por la comercialización de aceite de girasol contaminado procedente de Ucrania ha generado una importante preocupación en este sector aceitero, que teme que esta alerta sanitaria pueda desencadenar un derrumbe de la demanda. Aunque en Extremadura la producción de girasol ha caído de manera muy significativa en los últimos años, pasando en una década --la que va de 1998 al 2007-- de 129.000 toneladas a 16.400, aún ocupa una superficie significativa, más de 12.000 hectáreas. Estas se concentran fundamentalmente en la comarca de la Campiña Sur, donde se cultiva en secano y, en menor medida, en zonas de regadío de las Vegas del Guadiana. Actualmente, en la región no existe ninguna transformadora, aunque sí varias envasadoras, y la mayor parte de la pipa extremeña va a parar a industrias andaluzas.

Antonio Godoy, responsable de cultivos herbáceos de la Unión Extremeña de Cooperativas Agrarias (Unexca), indica que esta caída tan acentuada ha tenido su principal origen en la disminución de las ayudas comunitarias. Esto, unido a que los precios de mercado "tampoco han sido muy interesantes" ha hecho que muchos agricultores se hayan decantado por la siembra de cereales. Luego, a medida que el cultivo de girasol ha ido decayendo, se ha sumado un tercer factor: "Cuando hay poca superficie sembrada la pipa es pasto de los pájaros. Tiene que haber núcleos de siembra bastante importantes, porque si no, no se recoge nada".

BUEN MOMENTO La crisis ha golpeado a este sector justo cuando vivía un momento dulce gracias al aumento de los precios. La mayor demanda internacional de aceites vegetales, tanto para alimentación como para biocombustibles, hizo que el precio pagado por kilogramo de pipa de girasol pasara de unos 25 céntimos de euro en la campaña del 2006 a superar los 45 el año pasado. Incluso, "una vez acabada la campaña se han llegado a vender las pipas en torno a cien pesetas el kilo" (60 céntimos), afirma Godoy.

A su juicio, esta mejora de los precios posibilitará que la superficie cultivada con girasol aumente en la región en torno a un 20% para la próxima campaña. Y, aunque la alerta sanitaria ha coincidido precisamente con el periodo de siembra, Godoy no piensa que esto vaya a influir en la decisión de los productores.

Este responsable de Unexca considera que la gestión que ha hecho el Gobierno de la crisis ha sido "un desastre". "Hay que estar más seguro de lo que se dice a la hora de tomar este tipo de determinaciones", asegura, para luego añadir que "no puede ser que nosotros estemos produciendo de una manera rigurosa, mientras que todo lo que entra de fuera valga y nadie haga análisis".

A nivel nacional, desde el sector se han pronosticado ya desplomes de hasta el 20% en la demanda de aceite de girasol. Godoy asegura que lo que el consumidor tiene que tener claro ahora "es que lo que se produce en la UE tiene todas las garantías sanitarias, ecológicas y medioambientales".

En esta línea, desde Unexca se ha exigido a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición que haya un etiquetado claro que permita a los consumidores saber de dónde proceden los productos que adquiere. "A nivel europeo hay una normativa muy exigente, que me parece muy bien, pero luego a todo lo que entra de fuera no se le exige que cumpla las mismas condiciones. Y como no se exige, en el mismo lineal, o incluso en el mismo envase, pueden estar indistintamente un producto y otro sin diferencia ninguna", dice Godoy.

En el año 2001, la entonces ministra de Sanidad Celia Villalobos ordenó inmovilizar todas las partidas de aceite de orujo de oliva tras detectar en él un producto cancerígeno, el benzopireno. La medida se demostró después injustificada --la cantidad de benzopireno detectada no era perjudicial para la salud-- lo que no impidió que la demanda de este aceite se desplomase en una caída libre de la aún hoy trata de recuperarse. ¿Puede suceder algo similar con el girasol?. José Cruz, secretario general de Agricultura y Desarrollo Rural de UPA-UCE confía en que no, ya que, aduce, aquí "ha habido un cambio rápido, con una rectificación del Gobierno en un espacio de tiempo relativamente corto". Sin embargo, admite que "hay cierta preocupación por el daño económico y, sobre todo, de imagen" que esta crisis pueda causar al sector. En parecidos términos se expresa otro responsable de UPA-UCE, Antonio Prieto, para quien esta crisis "ha tenido mucho menos recorrido" que la del aceite de orujo. Prieto tampoco cree que vaya a derivar en un mayor consumo de aceite de oliva ya que, recuerda, "no se trata de productos sustitutivos".