Según la edición del 2006 del informe ejecutivo del proyecto GEM para la región, el inversor informal extremeño se localiza casi en un 52% en zonas urbanas, es mujer (52,9%) y tiene 47 años de edad. Casi siete de cada diez (68,5%) trabajan y un 40,6% lo hace por cuenta propia. Lo más normal es que cuenten con un nivel de estudios primarios (47%) o universitarios (43,5%).

Por lo que respecta a su nivel de renta, éste suele ser alto (28,2%) y mantienen una relación familiar directa con las personas beneficiarias de su ayuda (77,2%). Por último, lo más normal es que sus aportaciones se destinen a la creación de empresas en el sector extractivo (35,9%) y en sectores orientados al consumidor o a las empresas (23,5%).

En el 2006 se aprecian bastantes variaciones con respecto al año anterior en el perfil del inversor informal. La edad media del inversor ha bajado de 54 a 47 años, su nivel de renta se concentra más en niveles altos, y los estudios aunque predominan el nivel bajo, casi se igualan con los estudios universitarios. Sigue siendo urbano y se mantiene de forma importante la relación familiar directa del inversor con el beneficiario de la inversión, volviendo a participar la mujer con fuerza en la inversión informal (el 22,8% de las personas que manifestaban trabajar lo hacían en su domicilio como amas de casa). "Quizás podemos encontrar una relación entre las variables relación familiar directa con el beneficiario de la inversión, trabajo por cuenta propia-nivel bajo de estudio y niveles altos de renta-nivel de estudios universitarios", señalan los autores del estudio.

DESEABILIDAD SOCIAL Por otro lado, en el informe del 2006 se recoge un descenso respecto al 2004 de la apreciación de la deseabilidad social hacia la creación de empresas, puesto que la opción de ser empresario como carrera profesional ha bajado (62,6% frente a 89,9%), al igual que también ha descendido la consideración de que lograr el éxito empresarial es sinónimo de alcanzar un alto estatus social (62,2% y 85,1%). También han disminuido los que piensan que los medios de comunicación han cubierto en mayor medida que el año anterior suficiente información sobre nuevos negocios o empresarios (79,1% y 41,2%).

En el 2006, mientras se ha incrementado entre los inversores informales la intención para acometer la creación de una empresa en los próximos tres años (12,2 % y 29,1%) y ha crecido la percepción de que existen buenas oportunidades empresariales en los próximos seis meses (22,8% y 28,6%), ha disminuido la opinión de que el miedo al fracaso pueda ser un obstáculo para crear una empresa (50,9% y 35,9%) o incluso, ha descendido notablemente el cierre de empresas propias por parte de éstos en el último año (32,3% y 3,9%).