Los efectos devastadores de la depreciación del dólar para algunas economías están obligando a sus gobiernos a buscar soluciones imaginativas. Chile, que preside Michelle Bachelet, ha decidido permitir a sus exportadores pagar los impuestos en la moneda estadounidense para restar presión al peso.

El proyecto de ley fue tramitado con urgencia en el Parlamento y su objetivo es que se pueda aplicar de inmediato para el pago del impuesto sobre sociedades, y en junio, para el resto de tributos. El peso acumula una apreciación frente al dólar del 11% a lo largo de este año y del 20% en los últimos 12 meses (el 40% en cinco años), con grave perjuicio sobre sectores exportadores de importancia capital, como el agrícola, en el que el paro crece y ya han comenzado las protestas.

Según el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, "al haber la posibilidad de pagar en dólares, hay una mayor demanda por dólares, lo que incide eventualmente en su precio y apoya la competitividad de nuestra economía (sic)". Así lo explica en la web del Gobierno chileno. Se calcula que la medida beneficiará a unas 6.500 empresas.

El dólar se cambia por unos 440 pesos, lejos de los 600 de hace un año o del tipo de cambio de los 700 pesos que ha guiado buena parte de la espectacular apertura al exterior de la economía chilena (las exportaciones se han multiplicado por cuatro en cinco años).

La internacionalización de la economía chilena es la clave del milagro económico del que se autodenomina como el país más alejado del mundo . La enorme preocupación por el tipo de cambio ha puesto de acuerdo a todos los partidos políticos (del Gobierno y la oposición) para exigir al Ejecutivo "medidas concretas fiscales, monetarias y tributarias" para afrontar la "grave crisis" provocada "por el tipo de cambio, la desaceleración del crecimiento económico y la inflación", según la resolución aprobada la semana pasada en el Senado. El hundimiento del dólar frente al peso chileno, lo mismo que frente al euro, se explica por la debilidad de EEUU, al borde de la recesión. Pero hay más. Chile es el principal productor de cobre del mundo y su precio casi se ha duplicado en los dos últimos años, lo que ha contribuido a inundar de dólares la economía del país y a depreciarlo aún más. En el 2008, el peso es la moneda que más se ha apreciado frente al dólar.

Gracias al cobre, la economía chilena tiene un fuerte superávit público, de más de 30.000 millones de dólares, equivalentes al 8,2% de su PIB. El alto precio del cobre "hace al país más rico", pero al mismo tiempo genera un problema con el tipo de cambio que "perjudica" a otros sectores productivos, como la agricultura, admitió el gobernador del Banco Central de Chile, José de Gregorio, en el Senado. Un día después, aprobó ampliar del 40% al 45% el límite máximo de capital que pueden invertir en el exterior los potentes fondos de pensiones.

Todo para quitar presión al peso. Lo mismo que la posibilidad de pagar impuestos en dólares o las salidas ingentes de reservas de dólares para ser invertidas en deuda pública de EEUU. Y ello, ante la incomprensión de sectores que no entienden que salga dinero del país cuando hay tanto que hacer para mejorar el nivel de renta per cápita, algo inferior a 10.000 dólares (3,5 veces inferior al de España). "El problema que tenemos ahora es el de administrar la abundancia", resumió un ministro ante periodistas españoles.