Directora general de Vertisub

Una empresa ha de conseguir sus fines. Pero la empresa soporta demasiado ruido que incide directamente en una disminución de su rendimiento. Un ejemplo peculiar de ruido es la implantación de normas éticas que nada tienen que ver con los fines de la compañía o que pretenden sustituir la toma personal de decisiones, lo cual introduce una distorsión en la gestión provocando engaño a terceros y autoengaño propio.

Observamos cómo se gasta el dinero de accionistas en actividades que les son ajenas y de las que se desentienden cuando una crisis aparece, pues era un añadido recosido que no aportaba valor.

La única manera coherente de gestionar con criterios éticos se produce cuando los fines han sido concebidos con una orientación moral. El objetivo moral puede ser muy amplio en el contenido y en el grado de autoexigencia. Querer hacer prevalecer la empresa en el tiempo puede considerarse un fin con carga moral como también reconocer que los intereses de las personas tienen valor intrínseco. En estos casos actuar conforme a ciertos criterios éticos es la manera más eficiente de conseguir el fin deseado.

No hay ruido ni distorsión, hay coherencia y legitimación social.

Pero esa identificación no se puede dar en todos los objetivos empresariales, existen relaciones de dependencia y la ética es una condición del individuo, no del colectivo. Por ello, no se puede vincular moral y empresa excepto tal vez como limitación.

Y no obstante, la existencia de la empresa ya demanda virtudes como la valentía, el espíritu de cooperación y la prudencia.

Se puede observar que la empresa tiene un ethos en su doble sentido de valores y estado anímico; carácter, tono vital.

Solo "alto de moral" se puede crear riqueza satisfaciendo necesidades humanas, que es el por qué de toda empresa.

Tal vez ocurra algo similar a la relación entre el hambre y la democracia en el mundo, produciéndose las situaciones de miseria extrema en aquellas zonas donde no se respetan los derechos humanos. Del mismo modo tal vez logren mejor su fin económico las empresas que respetan a quienes la constituyen y hacia quienes se orientan.