EL hula hop, que se convirtió de manera inesperada en un fenómeno de masas y en un icono popular tras su nacimiento, hace 50 años el pasado 19 de junio, ha regresado ahora con renovada popularidad gracias a la tecnología de los juegos virtuales.

En 1958, los empresarios Richard Knerr y Arthur Melin, fundadores de Wham-O, lanzaron al mercado la versión del aro en la que habían trabajado durante un año, hecha de marlex, un plástico de invención reciente. En los cuatro primeros meses desde la distribución de los aros plásticos, Wham-O vendió 25 millones de hula hoops, y un año más tarde celebró la venta de 100 millones de aros, a 1,98 dólares cada uno.

Merlin falleció en el 2002, y Knerr no alcanzó a ver exactamente el cincuentenario del éxito comercial logrado con su amigo de la infancia, ya que murió a comienzos de este año.

Los juegos de aro han existido desde tiempos inmemoriales: los indígenas norteamericanos los usaban para la práctica de arquería, y en Egipto los aros hechos de bejucos, que se hacían rodar con un gancho o se giraban en brazos y piernas, se contaban entre los juegos de los niños hace 3.000 años.

Kner y Medlin no pudieron patentar el juego como invento, ya que el aro se ha usado desde hace siglos y el hecho de que ellos lo hubiesen manufacturado en un material nuevo no calificaba para la patente. Todo lo que pudieron patentar fue el nombre hula hoop .