Cuando el viento soplaba a favor, contribuyeron en buena medida a que España alcanzase unos niveles de crecimiento históricos. Ahora, cuando comienzan a venir mal dadas, también son los primeros en sufrir las consecuencias de la ralentización económica. En el último año, la tasa de paro entre los trabajadores inmigrantes se ha disparado en España prácticamente un 60%, pasando de los 154.139 desempleados extranjeros que se contabilizaban en abril del 2007 a los 246.066 registrados el mes pasado. En el caso de la construcción, el auge resulta espectacular, nada menos que un 121%.

En Extremadura esta tendencia también se está dejando sentir de una forma evidente. En el último año, este colectivo de desempleados ha pasado de 1.393 a 1.740, lo que supone un auge de casi del 25%. Se trata en cualquier caso de un porcentaje muy alejado de la media nacional, y que refleja el menor peso específico que tienen los inmigrantes dentro del mercado laboral extremeño. "La población inmigrante en Extremadura es escasa, no alcanza el 2,5% del total, por lo que, aunque porcentualmente es una subida importante, desde un punto de vista general no resulta problemática", sostiene Miguel Coque, secretario de Formación y Empleo de CCOO Extremadura.

Por sectores, donde más se ha dejado notar la bajada del empleo ha sido en el de la construcción y en el de los servicios. En el primero de ellos los parados foráneos prácticamente se han duplicado en la región (de 123 a 235), mientras que en el segundo se ha pasado de 707 a 855 (+20,9%). "Son los dos sectores que más empleo están destruyendo", dice Coque, que añade que en estas circunstancias los primeros perjudicados son los colectivos más "débiles" dentro del mercado laboral, como son las mujeres y los inmigrantes. "A menudo es mano de obra intensiva, de baja cualificación y contratación temporal". Para todos ellos, apunta, ahora es el momento de "reforzar las prestaciones sociales".

Igualmente, este responsable de CCOO considera que en Extremadura la agricultura puede ser para los inmigrantes un colchón que "amortigüe" la pérdida de empleo en las empresas de construcción y servicios. "Las organizaciones agrarias ya no van a poder decir que tienen que solicitar mano de obra fuera, porque la van a tener aquí", argumenta.

En esta misma línea, Nereo Ramírez, secretario de Acción Social y Migraciones de UGT Extremadura, cree que estos trabajadores "pueden pasar a la agricultura sin grandes dificultades. Es un sector que necesita mano de obra y en el que no se requiere mucha cualificación". De hecho, explica, en la campaña de recogida de frutas que ya se ha iniciado en las Vegas del Guadiana "la contratación ha sido plena, y hay bastantes inmigrantes".

Miguel Coque también incide en lo conveniente de transmitir el mensaje de que no existe presión del colectivo inmigrante sobre el mercado laboral extremeño. "El segmento de parados sin empleo anterior apenas si ha crecido un 5,6% durante el último año", arguye. Además, agrega, entre los inmigrantes que en un momento u otro trabajan en la región "hay mucha población flotante".

Algo que confirman las últimas estadísticas sobre movilidad laboral del Ministerio de Trabajo, que sitúan a Extremadura como la región española con una mayor tasa de salida entre sus trabajadores inmigrantes. Casi 37 de cada cien contratos que firmaron en el 2007 implicaban su salida de la región.