El ajuste de cinturón que se han aplicado algunos consumidores se nota ya en los restaurantes y los bares. Estos establecimientos han reducido entre un 5% y un 10% los pedidos a sus proveedores de alimentos y bebidas en los últimos meses, lo que puede dejar a muchos de esos distribuidores en una situación complicada, según advirtió la federación sectorial (Fedishoreca).

En el conjunto del 2007, la facturación de los distribuidores de alimentación y bebidas, que ronda los 7.000 millones de euros, aumentó un 2%, según las estimaciones de la patronal, aunque en la primera mitad del año lo hizo un 6%. "A partir del verano, que no fue muy bien por el mal tiempo, los pedidos empezaron a bajar y en los últimos meses el descenso llega hasta el 10%", indicó Josep Darnés, presidente de la recién creada Fedishoreca, que agrupa a proveedores de hostelería, restauración y cátering.

Pese a esta disminución de los ingresos, las 1.400 empresas del sector en España mantendrán estables sus costes fijos debido a que "seguirán con las mismas rutas de distribución" aunque los camiones vayan con menos carga. El paquete más importante de los costes de estas compañías es el del personal, que supone sobre un 60% de los gastos, con una mayoría de conductores.

Las dificultades para contratar a chóferes y la rotación de los trabajadores incrementan los costes, según Darnés.