Un hito de la aviación mundial. Fue la persistente idea que hace poco más de dos semanas martilleó los oídos de los más de 2.000 invitados a la puesta de largo del A-400M, el avión militar más grande construido hasta el momento, auspiciado por el consorcio aeronáutico europeo EADS.

Este nuevo coloso de los aires aún no ha despegado de la planta de ensamblaje de Sevilla y está previsto que las primeras pruebas de vuelo se lleven a cabo el próximo otoño, pero su rentabilidad socioeconómica es más que palpable. Una posible ayuda para el consorcio fabricante, que ya acumula pérdidas por 1.400 millones de euros a causa de este y otros retrasos.

El rey Juan Carlos fue el maestro de ceremonias de una impactante puesta en escena, tanto como las dimensiones de este monstruo aeronáutico de 41 metros de longitud y casi 15 metros de altura. Sus características constatan su grandiosidad: una velocidad máxima de 780 kilómetros por hora, la capacidad de aterrizar en pistas no asfaltadas y la posibilidad de repostar combustible en vuelo. Además, el A-400M cuenta con cuatro turbopropulsores de más de 11.000 caballos cada uno.

EL MAL DE LOS RESTRASOS El proyecto comenzó en el 2003 con un pedido inicial de 180 aviones y un coste de 20.000 millones de euros, a los que hay que añadir la acumulación de pérdidas por los retrasos, porque las primeras unidades no se entregarán a Francia hasta abril del 2010, seis meses más tarde de la fecha inicialmente prevista. Pero a quien sí va a beneficiar es a Andalucía, ya que el hecho de que el avión se ensamble íntegramente en Sevilla ha propiciado en su entorno el asentamiento de una incipiente industria aeronáutica. Tanto que el Rey lo colocó ayer a la altura de Hamburgo y Toulouse, como "uno de los polos de la industria aero- náutica más importantes del mundo".

Y no son simples palabras protocolarias. En el 2007 operaban en Andalucía 131 empresas aeronáuticas, que facturaron más de 900 millones de euros, frente a los 645 millones del 2004, y que emplean a unos 6.900 trabajadores, frente a los 4.500 operarios que estaban en activo antes de que se embarcaran en este ambicioso proyecto.

Quizá todas estas cifras justifiquen que en el 2004 el Gobierno andaluz aprobara para EADS-CASA la mayor ayuda concedida a una empresa, casi 62 millones de euros. Una cifra que, según la Administración andaluza, ha salido rentable. La inversión total del proyecto para la planta de ensamblaje de Sevilla ha sido superior a los 284 millones y ha permitido la creación de 350 empleos directos de alta cualificación solamente en la planta y de otros 1.300 indirectos, además de la introducción de equipos industriales de elevado nivel tecnológico.