La próxima semana celebramos la Feria Internacional Ganadera de Zafra, una de las citas más importantes para nuestra ganadería ya también para el sector a nivel nacional. Ante el inminente comienzo de este evento, es buen momento para analizar la situación del sector ganadero, un sector de gran importancia en nuestra región desde el punto de vista económico, social y de empleo, que posee aspectos muy positivos como lo es el hecho de ser ganaderías extensivas que producen carnes de gran calidad.

Todo ello con independencia de la situación de crisis que están atravesando el conjunto de la ganadería, que está condicionando al sector y que ha estado generada por la subida de los costes de producción y la bajada de los precios de los animales, amén de las crisis sanitarias. Esta situación se está prolongando demasiado en el tiempo, por lo que no se puede considerar ya una crisis coyuntural, y sigue necesitando de nuevas acciones por parte de todos los actores que participan en el sector: administraciones, ganaderos, industrias transformadoras, etcétera para poder remontar.

Es cierto que se está produciendo una tímida recuperación de los precios, que todavía no llega a ser suficiente y no consigue ni siquiera cubrir los costes de producción. Con respecto a éstos, desde UPA-UCE estamos denunciando que, mientras que el precio de los cereales está bajando para los agricultores, no está habiendo una repercusión en proporción en el precio de los piensos para los ganaderos.

Así pues, pensamos que la ganadería necesita de un plan de reestructuración que venimos demandando y que contempla medidas para que, en primer lugar, aquellos ganaderos que, por cuestiones de edad y de falta de rentabilidad de sus explotaciones están abocados a salir del sector, puedan hacerlo en condiciones de igualdad a otros sectores profesionales.

Antes hemos señalado la fortaleza del sector ganadero extremeño, pero hay que trabajar en las deficiencias que éste presenta. Por una parte, la atomización del sector. Habría que llegar a la concentración de la producción. Por ejemplo, en el caso del vacuno, con la creación de cebaderos comunitarios que permitan que pequeños y medianos ganaderos puedan continuar con el ciclo de cebo de los terneros y dar pie a pensar, a medio plazo, en el sacrificio y transformación de los mismos con la creación de mataderos y salas de despiece que van a dejar un valor añadido en nuestra región y consolidar la salida a nuestras producciones.

También es necesario que se puedan establecer medidas adicionales para la ganadería extensiva, que reconozca la función no solamente económica sino también social y medioambiental que este tipo de producciones realiza consiguiendo el mantenimiento de la población en zonas rurales donde no tienen otro tipo de alternativa y de un ecosistema en unas condiciones que muy pocas regiones pueden presentar en Europa.

Finalmente, es fundamental la regulación de unos márgenes comerciales correctos que permitan que los ganaderos cobren precios que cubran, como mínimo, sus costes de producción y que, al mismo tiempo, los consumidores paguen precios justos.

Por tanto, debemos concluir con la necesidad de establecer medidas que permitan el mantenimiento de un sector ganadero estratégico en nuestra región con un potencial extraordinario si desarrolla unas bases de futuro sólidas.