TNtuevamente el calendario nos sitúa en un periodo de tiempo complicado para las empresas. Se trata del disfrute de las vacaciones de los empleados. Y, desde luego, no por lo que a su disfrute se refiere, con el que no podemos estar más de acuerdo, sino por la problemática que propicia su escasa regulación y los vaivenes jurisprudenciales sobre alguno de sus contenidos.

Las vacaciones desde sus orígenes han servido para recuperarse del esfuerzo psíquico y físico que el trabajo significa y, por tanto, han venido ligadas directamente a la salud de los trabajadores. Hoy parece que los derroteros marcados por el Tribunal Constitucional van por otros caminos, tal como es de ver en la famosa sentencia del 2003, que dejó claro que en tiempo de vacaciones se puede trabajar por cuenta ajena o propia en cualquier otra actividad. Sin embargo no es esta cuestión a la que se quiere hacer referencia, sino a otras de distinta entidad pero que plantean problemas en el día a día laboral.

Cuestiones como la determinación del salario que se debe abonar en el periodo vacacional, tan lleno de contradicciones, como lo es el hecho de pagar el plus de mantenimiento, el de productividad o de transporte. Igualmente es una cuestión que suscita debates y conflictos al inicio de las mismas: si el viernes es el último día de trabajo, el sábado y domingo siguientes deben ser contados ya como parte de las mismas.

No menos importante y también en ocasiones complicada, es la elaboración del calendario de vacaciones. En una economía globalizada en la que los competidores no descansan nunca, es necesario adaptar las producciones de las empresas para estar a la altura y no perder oportunidades. Es ya historia el otrora corriente "mes de agosto cerrado por vacaciones": cada vez son más las que trabajan con fórmulas non-stop .

No se trata, en definitiva, de modificar la legislación, sino de ser creativo y buscar soluciones que satisfagan a ambas partes del contrato de trabajo, siendo el mejor ámbito para ello la negociación colectiva en sus distintas manifestaciones. Pero para anticiparse a la problemática enunciada, es necesario pensar antes en las posibles soluciones. ¿Por qué no ahora, en vacaciones?