Hace menos de ocho meses se abría paso entre las instalaciones del nuevo puerto Tánger-Med el primer barco contenedor que saludaba a España con un gesto desafiante. Y no es para menos. Marruecos se convertirá en la primera puerta de Africa al tránsito mundial y su puerto en el más grande de toda la región del Mediterráneo y el principal al sur de Europa.

"¿Qué ocurrirá con el puerto de Algeciras?", se preguntan al otro lado del estrecho. Pues lejos de inquietarse --manifiestan fuentes de la autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA)--, el proyecto de Tánger será positivo para esta ciudad gaditana que continúa ampliando, adaptando y optimizando su actual estación marítima.

Con lo cual, el único duelo al que se enfrenta esta parte de la orilla es al transporte de contenedores. La infraestructura de Tánger pretende mover más de ocho millones de contenedores anuales para el 2014, una vez quede finalizada la construcción del segundo puerto, que podría estar operativo dentro de cuatro años. Un objetivo ambicioso, y "perfectamente alcanzable", asegura Rachid Houari, responsable de comunicación de Tánger-Med. Desde la inauguración del puerto --en julio del 2007-- se ha producido un tránsito de 200.000 contenedores. Algeciras, consciente del aumento de la competencia que le supondrá esta infraestructura vecina, ha sacado sus mejores cartas frente a la atractiva mano de obra marroquí. "Nuestros puntos fuertes serán la productividad, la eficacia y la seguridad", dicen fuentes portuarias en Cádiz.

Precisamente sobre los aspectos de seguridad y de protección del tráfico marítimo se han interesado los marroquís, que no han tardado en acudir a Algeciras para recibir un curso acelerado relacionado con el escáner para vehículos o con los sensores cuyo objetivo es detectar la radiactividad en las mercancías. "La colaboración entre los puertos es vital, especialmente desde el 11-S", aseguran desde APBA. En este sentido no se puede hablar de rivalidad en el estrecho, sino de cooperación.

A 14 KILOMETROS A solo 14 kilómetros de la costa española se encuentra el nuevo puerto de Marruecos, de forma que los 220 camiones que salen a diario desde Algeciras para descargar en el país vecino frutas, cereales y muebles, entre otros productos, lo harán con mayor agilidad.

Esta aceleración en el transporte de las mercancías beneficiará por igual a los clientes de ambos. Y el mismo episodio se repetirá con el tráfico de pasajeros, que permitirá la futura terminal del segundo puerto comercial de Tánger.

Marruecos desviará, por tanto, al pequeño puerto de la ciudad la pesca, los cruceros y dejará una línea de trayecto hacia Tarifa. Ahora, en la zona norte solo hay ojos para el proyecto de Tánger-Med, que los tangerinos ven como una oportunidad laboral histórica. Prevé crear más de 100.000 puestos de trabajo. "Necesitábamos algo así desde hace años. El entonces rey Hassan II abandonó y marginó la región", apunta Mohamed Sidati, periodista en la zona. Sin embargo, su hijo, Mohamed VI, ha hecho una apuesta personal por este proyecto que en su conjunto supone un desembolso de 4.500 millones de euros. Esta colosal infraestructura, además de reconciliar el norte con el Estado y ser motor de desarrollo local, romperá el dominio del triángulo económico hasta el momento formado por Casablanca-Rabat-Marraquech.

La ciudad de Tánger será también una atracción para los negocios e inversores españoles, que ya han empezado a penetrar en la Zona Franca del puerto. La primera en apresurarse ha sido la alianza Renault-Nissan que implantará un centro de producción de automóviles con capacidad para 400.000 vehículos. "Este complejo será uno de los más importantes del litoral del Mediterráneo", según Said Elhadi, presidente de la Agencia Especial Tánger-Mediterráneo, porque generará 30.000 puestos de trabajo. El norte de Marruecos, muy castigado por el desempleo, la corrupción y los contrabandistas provenientes principalmente del Rif, empieza a acariciar la esperanza de vivir con más dignidad si finalmente se cumple el presagio de crear una fuerte actividad socioeconómica. "¿Nos puede suceder lo mismo que a España, no? Pasó a ser un país de acogida de los inmigrantes", afirma el periodista. A su juicio, los marroquís podrían ver en este centro portuario un potencial laboral que le retenga de su aspiración por cruzar el estrecho.

Lo mismo sucedería con los inmigrantes del centro de Africa, que hallarán en este lugar una oportunidad de trabajo --siempre que las autoridades marroquís no la bloqueen-- y no arriesgarían su vida en busca del sueño europeo.