Alberto Chicote ha vuelto con más programas de 'Pesadilla en la cocina' (los jueves, en La Sexta, 22.30) y sus fans se frotan las manos. Quieren comprobar si aún puede superarse mostrando ollas con restos fosilizados, productos más caducados que un carnet de videoclub y propietarios con profunda miopía para la evidencia. Y lo logra. Como logra destapar las malas praxis en la alimentación en su valiente programa de denuncia '¿Te lo vas a comer?'

Había sed de 'Pesadilla en la cocina'. Hacía más de un año que no se estrenaba temporada...

Sí, parece ser que había muchas expectativas. Muchos 'pesadillistas' me decían que iban viendo las reposiciones todos los domingos, pero tenían ganas de programas nuevos.

Es inagotable la fuente de restaurantes con mala praxis.

Sí. Y, además, en esta temporada vamos a tipos de locales a los que no habíamos ido antes: un mosto, un kebab, un 'self service', un 'food track'... El 'food truck' fue muy particular de grabar, porque, imagínese, estaba en la plaza del pueblo y eso de grabar al aire libre...

Máxima expectación, claro.

Ni lo imagina. Siempre entras en el interior del local y, aunque la gente tenga interés por saber qué pasa, no lo ve. Pero con un 'food track' en medio de la plaza del pueblo

La gente pone un restaurante como si fuera un puesto de pipas.

El restaurante ha sido durante muchísimo tiempo un valor refugio para quien desgraciadamente no tenía trabajo o no tenía mucho que hacer. Monto un restaurante y, a las malas, uno se dedica a cocinar, otro a atender la barra y otro, las mesas. Pero cuando no se tiene conocimiento del negocio o del oficio, ocurren cosas. Y la mayoría no son buenas. Igual lo saca adelante, pero es complicado.

En España hay grandes chefs y restauradores que no llegan al mínimo.

En este país nos gusta comer y disfrutamos mucho de la gastronomía. Y hay una riqueza y una cantidad de establecimientos enorme. Con lo que aquí hay de todo. Hay gente que lo hace maravillosamente, los más, y, por desgracia, otros que no saben qué hacer para sacar su negocio adelante.

¿El principal problema suele ser la cabezonería del propietario?

En muchas ocasiones ocurre esto y en otras hay falta de conocimiento, o desánimo o desidia. ¿Para qué limpiar si no entra nadie? Y hace que acabe en un desbarajuste de categoría.

Si encima son negocios familiares...

Cuando hablamos de negocios que son pequeños, que tienen cuatro, cinco o seis empleados, son un refugio para los miembros de la familia o las amistades. Y ahí se juntan todo tipo de conflictos, no solo temas laborales, sino también los personales, sentimentales... Es una olla a presión que, un día u otro, más tarde o temprano, estalla. Y cómo estalla!

Y cómo estalla usted! Sus cabreos son monumentales.

Es que llega un momento que pienso: ¿por dónde le meto la mano a esto? No es tan sencillo. Cuando eres incapaz de ver cosas tan básicas y encima niegas la evidencia... Porque buena parte de la gente que reclama tu ayuda se niega a reconocer su parte de culpa. Y ahí se produce un choque de trenes y por algún lado tiene que salir.

¿Y no le da pena regañarles?

Hombre, pena, pena... Yo siempre pienso que el objetivo final es lo que cuenta. Y si hay que pasar por ahí para conseguirlo, bienvenido sea. Por mucho que te lleves un mal rato.

Pero no siempre lo consigue. Y algunos acaban cerrando.

Cuando acabamos el trabajo que les hace 'Pesadilla en la cocina', yo les digo a todos y cada uno: no os penséis que por tener el restaurante muy bonito y salir en la tele va a venir aquí todo el mundo. Ahora es cuando empieza de verdad el trabajo duro. Yo sé que, desde el punto de vista de los restaurantes, puede parecer que lo duro es cuando va Chicote ahí. No. Lo duro empieza cuando nos vamos. Porque el público irá a reclamarte lo que no hacías antes. Requiere un esfuerzo, trabajo, constancia, sacrificio y una determinación que unos tienen y otros, en menor medida.

Y si funciona, la satisfacción personal que debe de sentir usted...

Desde luego. El ver que hay restaurantes que están al bordo del cierre y que después de años siguen en la palestra te da un subidón importante. Pero esto nos ocurre a todos. En cualquier ámbito de la vida, echar una mano a alguien y ver que lo que hacemos ha servido para algo da una gran satisfacción.

Como le dará subidón cosechar tan buenos índices de audiencia.

Es muy curioso, porque incluso cuando grabo otro programa, como puede ser '¿Te lo vas a comer?', con el que viajo por muchos sitios, lo primero que te preguntan es en qué restaurante estás. La gente sigue esperando el programa y hay una serie de espectadores pesadillistas que son fieles y no se lo pierden.

Su otro programa, '¿Te lo vas a comer?', es una apuesta muy valiente.

Y muy gratificante, además. La idea fundamental vino de Mario López, director de Antena de La Sexta: poder dar voz en estos temas de alimentación a una gente que llevaba tiempo reclamando que alguien les atienda. Porque quien debe pasa de ellos. Y nosotros llegamos ahí para darles voz y contarle a la gente qué está pasando, ya que deben conocerlo.

Se meten en una escuela, en un geriátrico y hasta con el Ejército.

Nos metemos ahí de cabeza y sin miedo, porque creemos que la razón nos asiste. Y si hay que pedir explicaciones y hay que ser claros y tajantes, pues adelante. Todo el equipo tenemos el mismo espíritu.

¿Es un compromiso personal?

Cuando iniciamos el proyecto, ambos coincidimos en que era una evolución natural. En 'Pesadilla en la cocina' le prestamos un conocimiento o ayuda a quien te lo reclama. Pero, aquí, quien nos lo pide es gente que está sufriendo. Si las instituciones pertinentes no te atienden, vamos a contarlo en un programa de 'prime time'. Y es muy de alabar que La Sexta programe a esa hora un espacio denuncia en lugar de entretenimiento. Cuando normalmente iría por la tarde o sería una sección de otro programa.

Donde sí disfruta es con las Campanadas. ¿Repetirá este año?

Aún no lo sé. A mí me parece algo maravilloso. Salvo quien tenga que trabajar, todos los españoles estamos siguiéndolas por un medio de comunicación. Y formar parte de eso me parece maravilloso. Ya sea en Antena 3, en La Sexta, con Cristina Pedroche o con Andrea Ropero, que son compañeras maravillosas. Siempre lo he entendido como un regalo.

Y lo vive a tope. Incluso se ha atrevido con transparencias.

Siempre buscamos algún guiño para que no sea una simple retransmisión. Aunque el protagonista es el reloj de Sol, buscamos que sea divertido.

Oiga, ¿y qué dice su nieto, de 9 años, cuando le ve en la tele?

Yo no estoy, lo ve en su casa. Pero mira a su madre como diciendo: Madre mía la que se está preparando!