No faltó un detalle en la fiesta que Guy Ritchie organizó el sábado en un club de Londres para celebrar los 50 años que cumplía su mujer. Un pastel gigante, un extravagante bufet, carísimo champán y un discurso en el que el director británico se deshizo en halagos hacia la ambición rubia: "Está mejor que nunca. Estoy muy orgulloso de ella y la quiero mucho".

Madonna no quiso ser menos y se reservó 40 minutos para hablar a sus 90 invitados: "No puedo creerme haber cumplido medio siglo. Esto solo pasa una vez en la vida, y estoy contenta de poder compartirlo con vosotros". Después del inevitable Cumpleaños feliz, Lourdes Maria, hija mayor de la diva, dejó a su madre con lágrimas en los ojos al cantar al piano Never alone. Tras los discursos llegó el momento de la pista de baile. Los grandes hits de la diva sonaron y Madonna bailó con sus tres hijos, Lourdes, Rocco y David.