Antonio Banderas, propietario del equipo Jack&Jones, en el que corren el norteamericano, casi español, Kenny Noyes y el catalán Joan Olivé, se presentó ayer en el Circuito de Cataluña para apoyar a los suyos y mostrar sus amplios conocimientos y su pasión por las motos, "un deporte que carece del glamur de la F-1 y que, sin embargo, podría alcanzar su nivel si la gente de Hollywood se acercase a las motos", dice. Ni que decir tiene que, a la hora de hablar de la actualidad deportiva, Antonio Banderas dijo que "España está admirando al mundo, entre otras cosas, por sus deportistas". Y claro, habló del Mundial de fútbol. "Tengo ganas, muchas ganas, de que España, un equipo que es todo corazón, se enfrente a un rival que quiera ganarle con su misma pasión".

PERDIENDO DINERO Banderas aseguró que no está en este Mundial por dinero. Es más, afirmó que, de momento, lo está perdiendo. Y aclaró, con una amplia sonrisa y, claro, su mejor tono de actor, de cómico: "Por suerte, tengo otros trabajos y negocios que me dan dinero y me permiten dedicar algo a esta pasión que son las motos. Por ejemplo, el tráfico de las drogas". Y, al comprobar, claro, que estaba frente a un centenar de periodistas, miró a su asistenta de prensa y añadió: "Ellos saben bien que es una broma".

El actor, que pidió a su jefe de equipo que le dejara probar la Promoharris Moto2, aseguró que le encanta ir en moto. Cuando le preguntaron por qué le gustan más las motos que los coches, dio una magnífica explicación: "La moto te da independencia, más libertad que el coche. Además tiene ese punto de complicidad que emana de los motards pues, cuando te cruzas con otros, te saludan, te levantan el dedo pulgar derecho, no sé, es todo más romántico".