El presidente de EEUU, Barack Obama, es un hombre de afectos. No hay más que ver los gestos de cariño que siempre dedica en público a sus hijas, Sasha y Malia, a su mujer, Michelle, y hasta a su propia suegra, Marian Robinson. Y ni siquiera de gira puede disimular su talante. Estos días, que recorre cuatro estados del país para hacer pedagogía a favor de la reforma sanitaria en EEUU, el talón de Aquiles de cualquier presidente norteamericano, se le ha visto con varios bebés en los brazos, dejándose hacer toda clase de carantoñas.