Los turbios asuntos económicos del príncipe Laurent de Bélgica, hijo pequeño del rey Alberto II y la reina Paola, han acabado pasando factura al resto de la familia real. La institución ha empezado a ser cuestionada por el Senado belga que estudia suprimir o reducir las asignaciones que perciben la princesa Astrid y el príncipe Laurent.

Los promotores de la iniciativa pretenden que el erario público solo cubra los gastos del heredero al trono, Felipe. En la Cámara alta belga se ha formado un grupo de trabajo de 10 parlamentarios de diferentes partidos para que redacte un informe sobre la cuestión. Respecto a los presupuestos de la monarquía belga, la Comisión de Finanzas ya estudió en vano el tema. Desde que el príncipe Laurent fuera acusado de haber participado en un caso de desvío de fondos de la Marina, las voces críticas contra la monarquía han arreciado.

Laurent cobró 185.000 euros de forma fraudulenta y los empleó en rehabilitar y decorar su domicilio. El caso llegó a juicio y un tribunal ordenó al príncipe devolver el dinero. El pasado mes de marzo, un diputado flamenco pidió que los contribuyentes no mantuvieran a los príncipes Laurent y Astrid: "Son gente común como usted y como yo. No veo por qué ellos no pueden conseguir un trabajo", dijo el político. En este sentido, la familia real belga percibe asignaciones por valor de 13,04 millones de euros. El rey Alberto II cobra del erario 9,93 millones de euros, la reina Paola, 1,52 millones; Felipe, el heredero, 961.000; Astrid, 333.000 y Laurent, 319.000.