Tras ejercer de anfitriones en la cena previa a la boda de su hija Chelsea y Marc Mezvinsky, los Clinton aparecieron el viernes por la noche radiantes en el hotel Beekman Arms Inn de Rhinebeck, localidad situada a 160 kilómetros de Nueva York, para tomar una copa con los invitados que iban a asistir al enlace, que se celebró anoche, lejos de las cámaras, en una histórica mansión con vistas al río Hudson. Acostumbrada a aparecer en público con trajes sobrios, el vestido-capa que eligió la secretaria de Estado de EEUU fue muy comentado. La cena previa a la boda de la hija de los Clinton se celebró en los graneros de Grasmere Farm, a donde acudió buena parte del círculo que acompañó a Bill Clinton en sus años en la Casa Blanca, como Madeleine Albright. El expresidente estadounidense saludó a vecinos y curiosos y aprovechó para dejar constancia de que está "encantado" con su yerno. En medio del secretismo que ha rodeado la boda de Chelsea y ante el baile de números que ha provocado, un viejo amigo de los Clinton aseguró que no superó el millón de euros.