El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, ya tiene algo en común con Nicolás Sarkozy y Silvio Berlusconi. Ayer, 19 de julio, anunció que se separa de su esposa, Ana Rodríguez, de mútuo acuerdo y de forma amistosa tras 29 años de matrimonio. Igual que hicieron el presidente de la República Francesa y el primer ministro de Italia, la tercera autoridad más importante del Estado español ha decidido poner punto final a su matrimonio al no superar una grave crisis sentimental que se inició cuatro años atrás. Sin embargo, la separación de la pareja ha sorprendido a propios y extraños, ya que se produce apenas una semana después de que el matrimonio asistiera, aparentemente feliz, a la boda de la hija de Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, en Ciudad Rodrigo (Salamanca), y de que el 4 de junio posaran sonrientes con sus consuegros, Raphael y Natalia Figueroa, en las puertas de la casa del cantante donde se celebró el primer cumpleaños de su nieto Jorge, hijo de Amelia Bono y de Manuel Martos.

Todo parece indicar que la armonía de la pareja era solo en apariencia y que finalmente no han podido superar sus diferencias. A Bono, un hombre de profundas creencias religiosas, le ha costado mucho dar este paso. Y, de hecho, se ha tomado su tiempo. El matrimonio empezó a hacer aguas en el 2006. Entonces, algunos medios informativos se hicieron eco de que la pareja atravesaba un mal momento sentimental y empezaron a circular numerosos rumores de separación que se atribuyeron a terceras personas.

MALAS LENGUAS Las malas lenguas aseguraron que Ana Rodríguez mantenía un romance con un joyero cordobés que conoció a través de su trabajo en Tous y que había abandonado el hogar conyugal.

Lo cierto es que, coincidiendo con los comentarios, en abril del 2006, Bono presentó por sorpresa su dimisión como ministro de Defensa para, según el mismo declaró, dedicarse a su familia. Entonces, en algunos medios se dijo que el político había renunciado a su cargo en el ejecutivo socialista para reconquistar a su mujer.

En los últimos cuatro años, José Bono y Ana Rodríguez han aparecido cómplices y sonrientes en numerosos acontecimientos, desde la boda de su hija mayor, Amelia, con Manuel Martos, al nacimiento de su primer nieto, pasando por las numerosas fiestas organizadas por Tous en distintas capitales españolas, a las que Rodríguez solía asistir con su marido.

Finalmente, las diferencias entre ambos han podido más que los deseos de salvar el matrimonio y hoy presentaran en Toledo los papeles para la separación de mutuo acuerdo. En un comunicado, la pareja ha pedido respeto a su intimidad y a la de sus cuatro hijos: Amelia, Ana, Sofía y José. Bono, que participó ayer en los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial para hablar de Cristianismo, política y sociedad , no hizo ninguna referencia a su situación personal.

El político tampoco admitió preguntas de los medios a la entrada y la salida del centro de convenciones donde se celebran los cursos.