Britney Spears aseguró que su vida ha sido "peor que una sentencia de cárcel" tras la crisis que sufrió en enero, en un documental en el que la cantante se confesó ante las cámaras con el objetivo de lavar su imagen.

En un reportaje de noventa minutos que emitirá el canal de televisión MTV el domingo 30 de noviembre en Estados Unidos, Spears, de 26 años, declaró que poco a poco su día a día regresaba a la normalidad. "Tengo días realmente buenos, y luego tengo malos días", aclaró.

A principios de 2008, la artista tuvo que ser ingresada en una planta psiquiátrica de un hospital californiano para someterse a una evaluación mental después de una serie de comportamientos erráticos que le costaron la custodia de sus hijos, Preston y Jayden, quienes quedaron bajo la potestad de su ex marido, Kevin Federline. Una sentencia judicial retiró además a la cantante el control sobre sus asuntos legales, que fueron a parar a las manos de su padre, Jamie Spears.

"Si no tuviera las restricciones bajo las que me encuentro me sentiría muy liberada. Cuando les digo como me siento, parece que me oyen pero realmente no me están escuchando", aclaró. "Creo que he aprendido la lección y ya es suficiente", afirmó la artista, quien señaló que "incluso cuando se va a prisión uno sabe cuándo va a salir. Pero esta situación es interminable. Es como el Día de la Marmota" -película de Bill Murray en la que el personaje vive siempre en el mismo día-.

Un equipo de televisión siguió a Spears durante tres meses en sus viajes para promocionar su último disco "Circus", en su intento de retomar las riendas de su carrera musical. "Quise hacer esta película porque empecé a sentir que no estaba siendo vista con la luz que yo quería. Ésta es una oportunidad para dejar las cosas claras y hablar de lo que he estado pasando y hacia dónde voy", comentó.