Derrapes, olor a goma quemada y mucho calor. Del público y del meteorológico. Tom Cruise y Cameron Díaz volvieron ayer a Sevilla para presentar en primicia mundial su último filme, Knight and day, ya que quedaron enamorados de la ciudad durante el rodaje. Los actores se dieron un baño de masas durante toda la jornada, pero, a diferencia de los grandes estrenos hollywodienses, no vinieron a España con otras rutilantes estrellas de cine.

A los sevillanos no les importó en absoluto, y desde primera hora de la mañana se apostaron junto a la Giralda para disfrutar del actor simulando una espectacular persecución en moto. En el coche que le pisaba los talones iba una emocionada Díaz, que dio muestras de su maña en conducción deportiva.

Cruise --que se cambió dos veces de camiseta-- tuvo tiempo para comentar detalles de la catedral con compañeros del equipo, e incluso acercarse a algunos periodistas vetados por la productora --a los que les comentó que si había vuelto a Sevilla era porque le encantaba-- y a los fans que le aclamaban. Entre ellos, un grupo de chicas de 4º de ESO que, como premio a sus notas, fueron seleccionadas por su colegio para presenciar el espectáculo en primera fila. "Todavía me tiembla la mano, yo no me la lavo ya", decía Noelia, afónica de tanto gritarle "guapo" al actor.

El show se interrumpió por la tarde, dado que el actor, gran aficionado al fútbol, había pedido expresamente ver en el hotel el partido que finalmente perdió la selección española frente a la suiza, tal vez degustando los suculentos pasteles de un conocido restaurante que había encargado al poco de aterrizar el martes en Sevilla. Tras dejar sin autógrafos a varios centenares de personas, tal como había prometido la productora, el elenco del filme, en la que participa el actor catalán Jordi Mollá, se rodeó del folclore local, como la duquesa de Alba y el torero Curro Romero para el estreno en el Teatro Lope de Vega.