La denuncia de los abusos y las agresiones sexuales que ha impregnado diversos ámbitos en los últimos meses bajo la campaña #MeToo ha llegado también al mundo de la moda. Un desfile inspirado en dicha propuesta abrió el viernes, 9, la jornada de la Fashion Week de Nueva York.

Así, modelos con alas de ángel desfilaron por la pasarela esposadas a hombres con máscaras de cerdo. Las imágenes han sido, sin duda, impactantes.

La cita la inauguró una modelo con un vestido largo blanco, y las mencionadas alas, que al final del recorrido se identificó como víctima de una agresión sexual, explicando a los asistentes los abusos a los que había sido sometida. El modelo con la careta de cerdo simbolizaba a su agresor.

La mayoría de las profesionales que participaron en el desfile han sido víctimas de acoso y abusos sexuales y han aprovechado el altavoz que supone la cita de Nueva York para denunciar las agresiones.

Una firma como altavoz

La iniciativa de incluir la campaña de denuncia #MeToo en la semana de la moda de Nueva York partió de Myriam Chalek, directora creativa de American Wardrobe, que ha querido utilizar su firma para dar la voz a todas estas mujeres agredidas en ámbitos como el cine, la política, los medios de comunicación y el deporte.

"No creo que esta pasarela pueda cambiar las cosas de la noche al día -comentó Chalek-, pero si puede significar un paso más me sentiré satisfecha. Una mujer empoderada es una mujer imparable".

El desfile ha dado cierto impulso a una semana de la moda que parece haber arrinconado el brillo y la intensidad. La pérdida de diseñadores como Alexander Wang, Victoria Beckham, Proenza Schoulder, o Delpozo ha hecho saltar algunas alarmas. Y aunque el calendario se abre a nuevos y prometedores nombres hay quien reclama cambios.

Desfile masculino de Raf Simons

Esta cita, que se remonta a mediados del siglo XX, ha visto de todo. Y aunque se han buscado todo tipo de innovadores formatos para dar a conocer las colecciones, hace años que muchas voces críticas aseguran que la fórmula está desfasada. Y más con los nuevos modelos de distribución como el 'see now, buy now' y la posibilidad de ver los desfiles en 'streaming' y al efecto altavoz de las redes sociales. Muchos diseñadores prefieren ahora gastarse el dinero en plataformas y eventos que llegen mejor al público al que pretender vestir, como festivales de música o 'fashion films'. Este año la presencia española se reduce a Custo Barcelona, que desfila este sábado. Desigual también causa baja.

También la diseñadora de Marchesa, Georgina Chapman, exesposa de Harvey Weinstein, canceló su desfile en la Semana de la Moda de Nueva York y lo presentará de forma digital. En su caso está "demasiado asustada" tras la ola de denuncias por acoso y agresión sexual que ha salpicado al productor de Hollywood desde el pasado mes de octubre. Un escándalo que, por cierto, también acabó con su matrimonio.

900 millones de dólares

Según 'The Fashion Law', los 180.000 empleos directos e indirectos y los 900 millones de dólares que genera este evento podrían verse perjudicados, lo que podría provocar la pérdida del título de capital de la moda del que Nueva York ha presumido durante años. Tampoco muchos periodistas de moda europeos están dispuestos a trasladarse a Manhattan para adular la cosecha creativa neoyorquina. París y Milán están en forma y desplazarse a Nueva York es cada vez más complicado.

Alexander Wang, que ahora abastecerá sus tiendas de producto de forma más continuada, no ha sido ni el primero en abandonar Manhattan. Victoria Beckham ha decidido regresar a Londres para celebrar el 10º aniversario de su marca. Y también el catalán Josep Font, actual director creativo de Delpozo, se traslada a la capital inglesa siguiendo una estrategia de internacionalización, iniciada en el 2013 por el grupo Perfumes y Diseño, actuales propietarios de la marca. Además, firmas como Rodarte, Proenza Schoulder, Altuzarra y Palomo Spain no han podido resistirse al prestigio que aporta presentarse en París.