Mientras en el Elíseo suenan campanas de boda con Carla Bruni, Cécilia vuelve a escena para saldar cuentas con Nicolas Sarkozy. La mujer que hace poco más de tres meses se divorció del presidente para cumplir su deseo de "vivir en la sombra", reaparece en la publicación de tres libros escritos por periodistas, a los que relata su versión de la ruptura. Y, como en todo vodevil, cae en la tentación de dejar a su ex a la altura del betún.

En la biografía Cécilia , escrita por Anna Bitton, la antigua primera dama no solo tilda a su exmarido de "veleta" y de "agarrado", sino que le acusa de ser un hombre "que no ama a nadie, ni siquiera a sus hijos". También considera que Sarkozy tiene un "lado ridículo", además de "un problema de comportamiento" que le convierte en alguien que "no es digno". Está previsto que el libro salga hoy a la venta con permiso de la justicia. Cécilia ha solicitado la suspensión de la publicación por considerarla un atentado contra su intimidad.

No podrá evitar que se conozcan los extractos más jugosos de la biografía, publicados ayer por los semanarios Le Point , para el que trabaja Bitton, y Nouvel Observateur . La autora del libro ha sido durante años confidente de la exprimera dama. Tanto el libro de Bitton como el que ayer llegó a las librerías bajo el título de Rupturas , escrito por los periodistas Yves Derai y Michaël Darmon, relatan el proceso de separación de la pareja. Ambos volúmenes cuentan como, a su regreso de su aventura con el publicista Richard Attias, Cécilia pasó revista a todos los colaboradores de Sarkozy en función de la fidelidad guardada en su ausencia. El tercer libro, titulado Cécilia, la cara oculta de la exprimera dama , de Denis Demonpion y Laurent Léger, cuenta su juventud y sus pinitos como modelo. Cécilia, que califica al entorno de su ex de "banda de malhechores", salda cuentas con sus amigas de la época del Elíseo, Mathilde Agostinelli --jefa de comunicación de Prada-- y Agnès Cromback --Tiffany--, a las que llama "zorras interesadas".

A Bitton, Cécilia le confiesa que sigue enamorada de Attias, y que renunció al poder y las lentejuelas del Elíseo para recuperar su amor. "Es la persona que he amado más en mi vida. Creo que nunca había amado antes de él", reconoce, pese a que tras el divorcio declaró que no había actuado en función de ninguna persona. Ante los autores de Ruptures, Cécilia se jacta de mantener su influencia sobre el presidente: "Seguiré siendo la única a la que él (Sarkozy) escucha realmente". Los periodistas revelan que Cécilia dejó a su exmarido un memorando con lo que debe hacer para superar el mandato.

Algunas de las confidencias de Cécilia se giran en su contra. Reflejan una personalidad caprichosa. Adicta a las compras de lujo, se queja de la pensión que recibe. "Incluso renegociando la pensión alimentaria ¿qué obtendría? ¿1.000 o 2.000 euros más? ¡No es con ese dinero con el que voy a poder vivir!", exclama.