La estríper Chiqui Martí es la última en saltar al mundo de las viñetas. Con un ventilador y una barra metálica, al ritmo del bolero Soy la prohibida, interpretado por David Busta-mante, la bailarina de cuerpo esculpido al milímetro y enfun-dada en vinilo al estilo de Mad Max, se deslizó por la barra con plataformas de tacones imposi-bles con un show de habilidades acrobáticas para presentar el cómic Chiqui Bang Bang, de la mano del periodista y guionista Hernán Migoya y los dibujantes César Carpio y Diego Rondón.

Para Martí, protagonizar esta novela gráfica, que cuenta en clave de acción, erotismo y humor las aventuras de una heroína, "ha sido una nueva y grata experiencia, porque el resultado es una mezcla de mi vida real con pinceladas de ficción", apunta esta profesional del strip art. "Convertirme en un personaje de carne y tinta a estas alturas es una satisfacción, después de haber sufrido hace seis años un accidente en el que me diagnosticaron una tetrapa-resia, una grave disfunción motora de las cuatro extremi-dades, de la que me recuperé muy lentamente", recuerda.