Alguien dijo una vez que Graydon Carter, el director de Vanity Fair (VF ), es una autoinvención brillante al más puro estilo Cary Grant: pretendió ser alguien hasta que se convirtió en esa persona. Pero, como corresponde a alguien que dirige una publicación imprescindible en Hollywood y cada vez más respetada también en círculos periodísticos y de poder político, alcanzar la cumbre tiene contrapartidas. El creador de historias se vuelve creación, la persona se vuelve personaje, y Carter ahora lo va a ser más que nunca.

Hace años, Carter fichó a Toby Young, un periodista británico. La jugada le salió mal y el paso de Young por VF fue desastroso. Llevó a una stripper a la redacción cuando había que llevar a las hijas (Carter llevó a la suya), usó drogas, acosó a los actores... Carter llegó a definir a Young como "el dedo marrón: convierte en mierda lo que toca".

Toby Young salió de la revista, pero se llevó muchas historias que contar. Y lo hizo en Cómo perder amigos y alienar a la gente, un libro en el que hace un retrato nada condescendiente de sí mismo, pero tampoco muy halagüeño de Carter. Ahora se prepara el salto del libro a la gran pantalla y en el festival de Cannes se anunció que Jeff Bridges será Clayton Harding, o lo que es lo mismo, la versión de Carter que describe Young: "Alguien que fue un rebelde en su juventud pero que se ha convertido en un pilar del establishment ".

"La película alimentará el mito", explica el autor del libro y coproductor del filme, una comedia romántica protagonizada por Kirsten Dunst y Simon Pegg, y en cuyo guión se respetan los personajes del libro, creando una nueva trama de ficción.