Hay algo extremadamente triste en el súbito fallecimiento de Natasha Richardson. La actriz británica, de 45 años, hija de Vanessa Redgrave, casada en segundas nupcias con Liam Neeson y madre de dos chicos de 12 y 13 años, sufrió el lunes una caída mientras recibía clases de esquí en Canadá. Horas más tarde empezó a encontrarse mal y fue ingresada en un hospital. De allá, el martes por la noche, fue trasladada al Lenox Hill de Nueva York. Y allí, el miércoles por la tarde, su familia tomó la decisión de que fuera desconectada de los aparatos que la mantenían con vida.

La autopsia reveló ayer que Richardson murió a causa de un "hematoma epidural debido a contundente impacto en la cabeza". Se ha apuntado a que la actriz no llevaba casco durante sus clases, y en Canadá se debate ahora legislar su uso. También algunas informaciones hablan de que se llamó a una ambulancia tras su caída, pero luego no se creyó necesaria, y la actriz fue al hotel por su propio pie.

La de Richardson es una muerte, cuando menos, improbable. Y eso explica la conmoción que se ha extendido tanto en EEUU, donde hace tiempo que la actriz fijó su residencia; como en el Reino Unido, donde la dinastía Richardson Redgrave pertenece a la más alta aristocracia del teatro y el cine.

Fue precisamente cierta huida del peso de esa dinastía la que la llevó a instalarse en Nueva York, donde, como dijo en una ocasión, "a nadie le importa el equipaje Redgrave". Y fue en las tablas de Broadway, con trabajos como Anna Christie --en el que actuó junto a Neeson-- o Cabaret , que le valió un Tony, donde más talló su propia figura, alimentada también en el celuloide con trabajos como Patty Hearst .

Ayer las luces de la avenida se apagaban en su honor. "Era valiente, tenaz y maravillosa", aseguró Sam Mendes, su director en Cabaret, aún incrédulo ante la desaparición de "una persona tan dotada". Se sumó a las condolencias una de las damas de la actuación británica, Judi Dench, que destacó la "luminosidad" de Richardson. Y Kevin Spacey, director del Old Vic, alabó "su pasión, devoción y talento".

SENTIDAS PALABRAS En Hollywood también hubo sentidas palabras de compañeras de reparto como Jodie Foster y Jane Fonda. Y cobraban triste relevancia unas palabras que Richardson dijo en el 2003 tras un accidente de moto de su marido. "Me levanto cada mañana sintiéndome afortunada y sin duda es por miedo, porque sé que todo puede desaparecer".