--¿Existe la felicidad? ¿Podría explicar esa palabra a un niño de 8 años?

--Es una especie de ilusión, un estado de ánimo confuso y breve, placentero y bastante indefinido. Es complicado tener la certeza de su existencia. Lo niños están más cerca de ella, pues no se la plantean. Tal vez diría que la felicidad es la ausencia de desdicha.

--Ordene estas palabras de más a menos cercanas al núcleo de la felicidad: amor, excitación, paz, alegría, placer, ilusió...

--La primera sería otra: salud. La segunda, paz. El orden de las demás depende de los días.

--¿Cuál ha sido el momento más feliz de su vida?

--No sé. He sentido dicha muchas veces, pero no sabría decir hasta qué punto era felicidad.

--¿Cuál es su tarea favorita para desconectar?

--Escribir y pintar, cada vez que puedo. Y el sexo, por supuesto.

--¿Es de carcajada fácil? ¿Con qué suele reírse?

--La verdad es que no lo soy, aunque cuando llega la carcajada, es de verdad. Me río mucho con mis hijos. También con Muchachada nuí y, a veces, con Buenafuente y Berto.

--¿Duerme bien o mal? ¿Qué cosas le quitan el sueño?

--Va a rachas, pero en general duermo poco. La salud y el bienestar de mis hijos es mi principal desvelo.

--¿Cómo cree que le ven los demás: tal y como es, mejor de como es, o peor de como es?

--Ni siquiera sé cómo me veo yo. Imagino que a algunos les pareceré un buen hombre y habrá quien me vea como un capullo. Dudo que nadie pueda o sepa verme tal y como soy.

--¿Qué tal lleva las críticas? ¿Le afectan o es inmune al qué dirán?

--Bien. En general me resbalan, aunque a veces puedan irritarme.

--¿Cuál es su mayor virtud?

--Considero que es la perseverancia, también la eficacia.

--¿Cree que es más o menos feliz que la gente que le rodea?

--No me puedo quejar de la vida, tengo motivos para sentirme feliz.

--¿Dicen de usted que se queja mucho o poco? ¿De qué se queja?

--A veces, cada vez menos, me pongo quejica, y eso me enerva. Detesto quejarme, no me gustan nada las personas quejumbrosas. Procuro evitarlo, porque sé que no tengo derecho a hacerlo, estoy seguro de ello, pero quejarse es tan humano- Sobre todo en esta opulenta, estúpida e insaciable sociedad en que vivimos.

--¿Qué le haría más feliz: tener más éxito y dinero o más tiempo para usted pero con menos éxito profesional y menor cuenta corriente?

--Sin despreciar la seguridad, el bienestar y la libertad que puede proporcionar el dinero, diría que la segunda opción, sin duda. La avaricia y la vanidad pueden convertirnos en seres muy erróneos y desgraciados, sin apenas darnos cuenta.

--Para usted, una vida infeliz sería una vida sin: amor, música, amigos, sexo, comida...

--Sin salud y sin mis hijos. De todo lo demás podría prescindir, llegado el momento. Bueno, sin sexo o sin comida no, claro, sólo podría ir apañándome, jajaja-

--¿Qué deseo pediría al genio de la lámpara?

Vida y salud para mis hijos. Y para mí, poder vivir hasta verles convertidos en hombres, hasta el día en que sean autosuficientes.

--¿Qué es lo que más le preocupa ahora mismo en la vida?

--Mis hijos y mi pareja, mi pequeña familia.

--¿Cuál ha sido el peor y el mejor momento de este curso pasado?

--El mejor, no sabría decir. El peor, por supuesto, la muerte de mi padre.

--¿Dar buenas noticias en el Telediario le causa felicidad, o uno es ajeno a lo que cuenta?

--Me encanta dar buenas noticias en el Telediario, me causa alegría. Es tan raro hacerlo-

--¿Está en deuda con alguien?

--Con algunas personas, claro. Todos debemos algo, poco o mucho, a algunas personas.

--¿Cuándo fue la última vez que le negaron un crédito? ¿Y que le dijeron "no"?

--Me han negado unos cuantos, no recuerdo la última vez, pero no hará tantos años. Llevo perdido en los perversos créditos desde los 18 años. Sueño con quitármelos de encima.

--Si en las tiendas vendieran felizómetros y usted probara uno, ¿qué marcaría (del 1 al 10)?

--Creo que se volvería loco oscilando, acabaría cascando. Estoy convencido de que ese aparato no llegará a idearse. Y que, de inventarse, jamás funcionaría bien con los humanos. Si pudiera medirse la felicidad, me preocuparía. ¿Ha leído Un mundo feliz , de Aldous Huxley? Desconfiemos de los que se atreven a prometer la felicidad y de los que pretendan medirla.