Diferentes situaciones crean sensaciones de miedo en las personas. Estas situaciones pueden encontrarse en la vida diaria, como montar en un ascensor, pero también pueden suponer realidades que no encontraríamos fácilmente por la calle, como el miedo a las serpientes. Sin embargo, independientemente de lo factible que sea enfrentarnos a nuestro miedo, podemos sentir sensaciones paralizantes con solo evocarlo en el pensamiento. Estos miedos no interfieren con el transcurso de nuestra vida, aunque generen situaciones desagradables, todo lo contrario a lo que ocurre con las fobias, las cuales llegan a suponer una interrupción total en el día a día de quienes la sufren.

Miedo y fobia activan sensaciones físicas, cognitivas y emocionales cuando la persona se enfrenta al objeto de temor. Aunque la diferencia más clara se puede encontrar en su intensidad, aparecerían más síntomas que nos ayudarían a saber si lo que vivimos en un temor normal o es una fobia real, la cual debería ser tratada.

MIEDO Y FOBIA

¿Por qué es tan importante que sepamos distinguir nuestras fobias de nuestros miedos? ¿Puede vivir una persona sin superar sus miedos? Las fobias suponen la incapacidad de enfrentar situaciones concretas por la ansiedad que genera. Y, como toda ansiedad, no solo no se desvanece con el paso del tiempo, sino que se acaba intensificando y generalizando a situaciones más o menos parecidas. Con los temores no ocurriría lo mismo. Aunque su superación haría crecer en valor y autoestima a la persona, no sería totalmente imprescindible ni crearía un malestar significativo. Por eso, para poder lograr el pleno desarrollo y que la persona no encuentre su vida alterada, debemos saber cómo distinguir un miedo de una fobia.

¿CUÁLES SON LOS SIGNOS QUE NOS AYUDARÍAN A ENCONTRAR ESTA DISTINCIÓN?

1. Síntomas físicos

Taquicardia o sudoración son reacciones normales ante objetos o situaciones que generen miedo. Sin embargo, este tipo de reacción es desbordante en los casos de fobia. Aparecen también náuseas, terror irracional y un miedo descontrolado, creyendo que la vida puede correr peligro. Además, cualquier estrategia para reducir estos síntomas, como evitar la situación, solo genera un aumento de los mismos.

2. Respuesta desproporcionada

En el miedo la persona no quiere enfrentarse a la situación temida, pero lo que ocurre ante la fobia es absolutamente desproporcionado. Mientras que el miedo tiene síntomas puros basados en la supervivencia, aunque tenga un componente irreal, la fobia presenta respuestas por parte de quien la sufre que parecen exageradas pero que no pueden controlarse. Esto se debe a que en origen puede haberse asociado esa situación a un evento traumático, como haberse quedado encerrado durante horas en un ascensor cuando éramos pequeños.

3. Cambios de rutina

Si tenemos miedo a las arañas, nuestra vida sigue su curso normal. Sí podemos tener especial cuidado cuando sabemos que puede haber una amenaza, como en un trastero. Pero la fobia, en cambio, llega a alterar la vida por completo de la persona. Cambia sus rutinas y sus hábitos para evitar cualquier situación por mínima que sea que pueda hacer que se enfrente a su miedo. Se altera su vida y van creándose cada vez más estrategias de falsa seguridad.

4. Alteración de la memoria

La fobia supone tanto evitar la situación como los recuerdos asociados. Bloquea esa parte de la memoria y le genera ansiedad volver a evocarlo. El miedo mantiene intacto el recuerdo, aunque pueda generar también cierta ansiedad.

5. Diferencias interpersonales

Aunque no es uno de los signos más claros, podemos ver que en las fobias otras personas reaccionan de una forma muy diferente a como lo hacemos nosotros. El miedo, al basarse en amenazas de supervivencia, genera similitudes en el comportamiento interpersonal, pero la fobia, en cambio, hace que las diferencias entre las personas sean muy marcadas.

6. Diferencias intrapersonales

Las personas tenemos un abanico de miedos que nos generan mayor o menos ansiedad. Las reacciones son muy similares entre esos miedos. Pero cuando en ese mismo abanico hay una fobia, sus reacciones son muy diferentes respecto a los otros miedos.

Todas las personas contamos con una serie de objetos y situaciones que nos generan malestar y ansiedad. Patrones mentales que se basan en la evolución y en la supervivencia y que nos han hecho evolucionar como especie. Sin embargo, esta misma herramienta puede perder su utilidad y convertirse en incapacitante cuando se pasa del temor a la fobia. Distinguirlo es importante para identificarlo y poder buscar una solución, que normalmente debe basarse en la exposición y prevención de respuesta dentro del marco de la psicología cognitivo-conductual.