Eduardo Aldán debuta como presentador este domingo, 20 de noviembre, en ‘Espinete no existe’ (0.05 horas), el nuevo programa de TVE-1 en el que se repasa la historia de la televisión a través de sus momentos más brillantes y sus iconos más imperecederos. El humorista y actor vasco habla aquí de su experiencia en este nuevo espacio nostágico de la primera cadena estatal,que nace de una obra teatral con el mismo título.

- ¿A quién se le ocurrió trasladar ‘Espinete no existe’ a la televisión?

- Yo llevaba 11 años haciendo esta obra mía en el teatro, luego vino un libro y ahora la consecuencia era hacer un programa de televisión, porque creíamos que era un buen formato. La idea de recordar con humor ha funcionado y la tele era un buen hueco para hacer lo mismo. Y más TVE, que tiene un archivo estupendo. El programa es muy espectacular, pero la columna vertebral es el recuerdo y la vivencia personal de los invitados, que pertenecen a generaciones distintas y se van entrelazando.

- ¿Son más importantes la entrevistas o las imágenes de otras épocas?

- Es una mezcla de las dos cosas. Al recuerdo se llega a través de muchas cosas: la música, las imágenes, hasta los sabores. Yo lo hago en mi espectáculo porque doy una piruleta a cada espectador a la entrada para que se pongan en situación. En televisión hay muchas herramientas para evocar los recuerdos. Esto es un gran ‘show’ televisivo en el que puedes hacer de todo. De hecho, cada día es diferente porque depende de los invitados. Aquí se han llegado a juntar hasta 35 invitados. El programa es una ristra de sorpresas, con cameos de lujo.

- ¿Qué entrevistado le ha hecho más ilusión tenerlo en el programa?

- Con los que yo crecí: Fofito, Espinete, Don Pimpón, la gente del ‘Un, dos tres…’ A los que yo idolatraba siendo niño. De repente tenerlos aquí, sentados a mi lado contándome sus recuerdos, es como un sueño hecho realidad.

- Si estuviera usted en el lugar del invitado, ¿de qué le gustaría hablar?

- Sería lo mismo, porque aunque sea el anfitrión de esta historia no dejo de jugar con ellos. Me gusta mucho participar de esos recuerdos porque los tengo igual que ellos. Yo soy un enfermo del recuerdo y de la nostalgia. He crecido con todos los objetos, juguetes e imágenes que se ven en el programa. Y luego he alimentado todo ese recuerdo para crear nuevos productos. ‘Espinete no existe’ es el culmen de todo eso.

- ¿Se ha perdido esa magia de los programas de televisión infantiles?

- Si se ha perdido, este programa se encarga de recuperarlo. Aquí hablamos de 'Los Lunis' y 'Los Chiripitifláuticos', porque abarcamos todas las épocas. Lo bonito es juntar los recuerdos de varias generaciones. Hoy en día hay tantas cadenas, tantos juguetes y tantas opciones que el niño de hoy en día será complicado que en el futuro encuentre a otro que recuerde lo mismo que él. Unificar estas generaciones va a ser difícil. Habrá cosas muy potentes que sean comunes, pero por lo general no coincidirán. Antes había un tipo de tebeos, de cuentos, una sola televisión, juguetes limitados, coleccionábamos los mismos cromos. … Hasta comíamos lo mismo porque había una marca de yogures, o dos o tres como mucho. ¿Ahora cuántas hay? No había internet ni redes sociales. El otro día descubrí, con una invitada que le gustaba jugar a la goma en la calle, que las canciones que se cantaban eran las mismas en Bilbao, en Madrid y en Cádiz. ¿Cómo era posible que la información llegase a puntos tan distantes cuando no había internet? Esto es muy interesante y por supuesto que hablamos de ello en el programa.

- ¿Qué cosas curiosas se van a ver?

- Hay cosas muy sorprendentes, como las referencias sexuales de 'Mazinger Z'. El arma letal de Afrodita eran los pechos que lanzaba como misiles. Eso era impactante para la época. Hoy día no se podría hacer eso. Mari Carmen, la de los muñecos, tenía un león llamado Rodolfo que decía cosas que hoy serían inemitibles. O comentarios de Kiko en el ‘Un, dos tres…’, canciones muy machistas… Hoy en día la autolimitación o la censura existen. Esa corrección política es lo que antes era la censura, pero puedo asegurar que la corrección política es hoy más fuerte que la censura de entonces.

¿Cuál es el juguete, la serie y el programa de su vida?

- El Tente. No el Lego, porque ese era de los niños ricos. Yo era un niño proletario. Me gusta el Tente, que era español, porque con él podía construir otros juguetes. Cada viernes viendo el ‘Un, dos, tres…’, que es el programa de mi vida, yo construía juguetes diferentes y luego los deshacía. Y de serie, pues la de dibujos animados ‘Dragones y mazmorras’. Yo hubiera matado por haberme montado en esa atracción de feria que me hubiera llevado a ese mundo de fantasía.

- Habrá disfrutado mucho revisando el archivo de TVE, ¿no?

- Ha sido un trabajo de archivo tremendo. Hemos descubierto cosas muy curiosas. Vamos a rescatar imágenes que la gente no ha visto o no las recuerda. Como hacemos en la obra teatral.

- ¿Va a aparecer Espinete en el programa a pesar de que no existe?

- Hemos recuperado a Espinete, que estaba amiantado. El muñeco original no se puede recuperar porque está amiantado y no se puede entrar en ese almacén. Pero hemos hecho magia y hemos vuelto a resucitarlo de una forma muy especial. No solo es él, sino Chelo Vivares la que está dentro. Va a sorprender y emocionar mucho. A mi se me cayeron las lágrimas porque parecía que había vuelto a nacer. En el último capítulo de la sección ‘Qué fue de Espinete’ descubrimos que Espinete sí existe.

- ¿De dónde le viene esa afición por la nostalgia?

- Es que sigo siendo un niño. En este cuerpo de hombre fornido se esconde un muchacho. Seguiré siendo un niño siempre porque no quiero desprenderme de ese tipo de recuerdos. Me ayudan a ser como soy. No padezco el síndrome de Peter Pan, porque eso supone que te niegas a crecer y eres dependiente e irresponsable. Hablo de que lo que soñabas y creías que era posible cuando eras un niño, esa inocencia tan tontorrona, si la mantienes acabas haciendo que todo ocurra.

- ¿Qué programas ve en la tele?

- No veo programas de ahora porque no me gustan. Solo veo televisión de antes, sobre todo en los archivos de la web de TVE. No me gusta la que se hace ahora. Bueno, soy muy fan de ‘Cuarto milenio’ y de Iker Jiménez, que por cierto hace un programa muy insólito porque es el único en su género. Es una isla dentro de la televisión. Iker es un comunicador brillante que da igual lo que cuente porque lo cuenta tan bien que me lo creo. Esa es mi religión.

- ¿Por qué tienen éxito ahora los programas nostálgicos?

- Porque quizás lo que vemos a nuestro alrededor no nos gusta tanto. Y creemos que lo anterior era mejor, aunque no sea así siempre. La comedia está para eso, para decir “igual no era tan bueno como lo recordamos”. Pero tenemos una memoria selectiva que hace que solo recordemos lo bueno, y no lo malo. El humor surge de ahí. Cuando ves un juguete o una imagen y dices lo de “pues no era tan bueno” es muy divertido. Te ríes de una forma especial. Es un humor con ternura.