La escaladora Edurne Pasabán ha cambiado las montañas por el mar, aunque solo por unos días. Edurne, que se ha convertido en la tercera mujer del mundo en coronar 10 montañas con más de 8.000 metros de altura, participó ayer en Palma de Mallorca en el entrenamiento del velero de Telefónica, que compite en la Copa del Rey de Vela.

La montañera vasca dejó boquiabiertos a los periodistas escalando el mástil del barco, desde donde pudo observar la preciosa estampa de la bahía de Palma y el Club Náutico, donde hay fondeados cientos de yates, a cual más lujoso. Observando los barcos se llega a la conclusión de que aquí hay poca crisis. Pasabán se mostró encantada con su experiencia marinera y dijo que no hay mucha diferencia entre el mar y la montaña.

"Son dos polos opuestos, pero no tanto", apuntó. "Las condiciones que tienen en el barco son tan duras como las nuestras. Es un deporte de resistencia, sobre todo la vuelta al mundo, y tienen muchos factores similares", añadió. Y precisó: "Es verdad que uno es un medio que es el agua y otro la montaña, pero nos compenetramos bastante. Aquí tienes que estar físicamente preparado, pero también psicológicamente y en nuestro deporte pasa lo mismo".

La escaladora vasca contó que no participa en la regata. Lo que no descarta Edurne en un futuro es hacer una parte de la regata de la Copa del Mundo con el velero. La deportista está preparando su próximo reto: conquistar otra montaña de 8.000 metros, el Manaslu, en Nepal. Sería la número 11 y solo le quedarían tres más para batir el récord. "Me voy el 1 de septiembre y espero conseguirlo", declaró.

SUEÑOS CUMPLIDOS. Edurne perdió en mayo en la montaña a uno de sus mejores amigos, Iñaki Ochoa de Olza, de 40 años. El montañero falleció en el monte Annapurna, donde sigue su cuerpo por decisión de la familia. El accidente no le ha quitado a la escaladora vasca las ganas de subir a las montañas. "Cuando pierdes un amigo es duro. Es como si te avisarán de que el riesgo está ahí, pero somos conscientes de lo que puede ocurrir. Después del fallecimiento de Iñaki estuve una semana diciéndome ´otro más, ¡qué duro!´, pero al final yo sé que él estaba haciendo lo que le más le gustaba y era feliz". Pasabán tiene otro proyecto de futuro: ser madre. "Es una de las cosas que tengo en la cabeza. Tengo 34 años y es algo que me aprieta, porque todo mi entorno tiene una familia y me encantaría, pero tengo que poner en una balanza las dos cosas porque no quiero tener un hijo y dejarlo para irme a escalar. Así que estaré un par de años más y basta", concluye la deportista.