Hace tan sólo 24 horas se hacían públicas unas imágenes en las que Ángela Dobrowolski acudía, con un cojeo evidente, a un centro hospitalario para conseguir un justificante médico que aplazase su esperada visita a la Ciudad de la Justicia, donde se enfrenta a un juicio por intento de asesinato de su marido Josep Maria Mainat. La alemana, que no deja de protagonizar surrealistas imágenes, aparecía con una peluca rubia subida a caballito de un hombre para demostrar que no podía ni andar y que, por lo tanto, no podía prestar declaración en el juzgado.

Pues bien, Dobrowolski se ha recuperado milagrosamente y ha sido pillada por los reporteros llegando a su domicilio en un patinete eléctrico, horas después de supuestamente no poder ni andar. Ni rastro de cojera ni de problemas de salud en la alemana, que ha salido a comprar el pan sabiendo que hay numerosos medios de comunicación apostados a las puertas de la casa del fundador de La Trinca y de la productora Gestmusic.

Impasible, y con una peluca de color castaño en esta ocasión, Dobrowolski ha evitado hablar de cómo se encuentra ni de cómo afronta su juicio con Mainat, que podría acabar con ella en prisión. Ajena a todo, la alemana no confirma cuándo abandonará la casa ni si lo que le preocupa realmente es la custodia de sus dos hijos.