La de Cécilia Ciganer-Albéniz y el publicista Richard Attias ha sido una boda un poco bling-bling, el vocablo con el que los franceses designan la ostentación un punto hortera que tanto gusta al exmarido de la novia, Nicolas Sarkozy. Después de tres días de fastos en Nueva York, no se puede calificar al evento de discreto. Pero, de momento, los 50 paparazis que siguieron a la pareja no han logrado imágenes. El coche que llevaba a los novios al lujoso Rockefeller Center, donde se casaron, entró directamente en el párking.

El lugar elegido por Cécilia, de 50 años, y Attias, de 48, para dar el sí quiero , el Rainbow Room, es un recargado salón de estilo Art Déco situado en el piso 65 de uno de los edificios más lujosos de la Gran Manzana. Cécilia llevaba un vestido color marfil de la firma Versace. Según el diario francés Libération --el único que ha destinado un espacio generoso a la boda, aunque en tono sarcástico--, no era un ejemplo de sencillez.

Entre los 150 invitados al evento no estuvo la ministra de Justicia Rachida Dati, íntima de Cécilia a la que, al parecer, se ha aconsejado no ir.

Y mientras, ¿dónde estaba Sarkozy? Pasando el fin de semana con Bruni en Marraquech, donde nació Attias. Después de archivarse el affaire del supuesto SMS del líder francés a Cécilia antes de casarse con Bruni, la guerra de los ex continúa.