El sector de la moda se viste de luto para despedir a uno de sus grandes. Irving Penn, el maestro de la fotografía estadounidense que abanderó la estética menos es más, falleció el miércoles a los 92 años en su apartamento de Manhattan. Nacido el 16 de junio de 1917, revolucionó la iconografía del siglo XX con sus instantáneas en las revistas de moda más destacadas del país.

Purista donde los haya, Penn será recordado por infinidad de trabajos, desde anuncios publicitarios de la firma de cosméticos Clinique hasta instantáneas de peruanas en vestidos nativos o marroquís cubiertas con velos tomadas en sus múltiples viajes por el mundo. Más allá de lo profesional, Penn halló su otra pasión en la modelo Lisa Fonssagrives, de quien enviudó en 1992.

Hay momentos que cambian el rumbo de una vida. Y para este maestro de la fotografía la fecha fue 1943, cuando alcanzó lo que muchos sueñan y pocos consiguen: Vogue Magazine. O, lo que es lo mismo, el olimpo de la moda. El artista, hermano del cineasta Arthur Penn, se consolidó ese año como uno de los principales fotógrafos en borrar la entonces pronunciada línea entre los retratos comerciales y los artísticos. Su toque de gracia personal fue aplicar siempre la misma técnica con independencia de lo que se estaba fotografiando. ¿El resultado? La creación de iconos más allá de las imágenes, cada uno más poderoso que la persona u objeto a retratar.

OBRAS DE MUSEO Todo un reto convertido en arte que ha entrado en museos como el MoMA y el Metropolitan de Nueva York y la National Gallery de Washington. Ante su cámara desfilaron Pablo Picasso, Salvador Dalí, Truman Capote, Kate Moss y Gisele Bündchen. Estuvo en activo hasta el último día.

De estilo simple y austero, su pasión por la corriente de la naturaleza muerta le llevó a producir un amplio abanico de imágenes que desafiaban la idea tradicional de belleza, ofreciendo, así, dignidad a objetos como colillas de cigarrillos, frutas podridas y harapos de ropa.