Se había anunciado que las vacaciones de la Familia Real serían este año discretas y austeras. En tiempos de una grave crisis económica que azota a todo el país hay que predicar con el ejemplo. Y así ha sido. Los Reyes y los príncipes de Asturias se despidieron ayer de las autoridades de Palma con la tradicional cena en el Palacio de la Almudaina y este fin de semana volverán a sus respectivas residencias de Madrid. El lunes, Juan Carlos tiene la primera audiencia y los príncipes de Asturias empiezan la agenda oficial el miércoles.

El veraneo de la primera familia española ha sido este año más corto que en otras ocasiones y ha estado marcado por el atentado de ETA que costó la vida a dos agentes de la Guardia Civil.

Los Reyes, Felipe y Letizia llegaron a la isla a primeros de agosto. Poco después, la reina Sofía y sus hijas, las infantas Elena y Cristina, viajaron con sus respectivas familias a Grecia para asistir al bautizo de uno de los nietos de Constantino. Y allí se quedaron una semana.

SOLO UNA CENA EN FLANIGAN En el tiempo en el que la Familia Real ha permanecido en Mallorca se la ha visto en el Real Club Náutico, en varios actos oficiales, en apariciones públicas para respaldar el turismo en la isla y poco más. Juan Carlos apenas ha frecuentado su restaurante preferido, Flanigan, de Puerto Portals (Calvià). Este verano, el Monarca solo ha pisado una vez el prestigioso local especializado en cocina mediterránea; fue para cenar con el magnate del acero Lakshmi Mittal.

Asimismo, el yate Fortuna solo ha abandonado Porto Pi, donde está amarrado, en dos ocasiones. Llenar el depósito del barco cuesta unos 26.000 euros, de manera que el Rey ha decidido restringir al máximo los paseos por las costas baleares. Elena y Cristina, que llegaron a Palma de Mallorca la penúltima semana de julio, utilizaron la barca Somni para bañarse mar adentro, mientras Iñaki Urdangarín se llevaba a sus hijos y a sus sobrinos Froilán y Victoria en una pequeña lancha para practicar wakeboard, una modalidad del esquí acuático que ha hecho furor este verano en las templadas aguas del Mediterráneo.

Durante la regata de la Copa del Rey de Vela, los paparazis se tuvieron que conformar con inmortalizar con sus cámaras al príncipe Felipe en el CAM y al Rey (que solo navegó un día), en el Bribón. Letizia tampoco salió a presenciar la regata desde alta mar con sus hijas como hacía otros años junto a la Reina, pero acudió en tres ocasiones al Club Náutico, dos de ellas con Leonor y Sofía de la mano, para regocijo de los periodistas apostados a la puerta del selecto local. Tras las regatas y el viaje que realizó Felipe a Ecuador para la toma de posesión del presidente Rafael Correa, los príncipes de Asturias dejaron Mallorca hacia un destino desconocido, donde permanecieron hasta ayer mismo, cuando regresaron a Palma para asistir a la mencionada cena de clausura de la temporada estival.