Mel Gibson decidió hace siete años dejar de actuar porque carecía del entusiasmo necesario para afrontar proyectos basados en su carisma de actor. "Me sentía trasnochado; me estaba anquilosando y quedándome sin ideas", confesó ayer en Madrid, donde presentó Al límite, una película de acción dirigida por Martin Campbell, con la que regresa a la interpretación.

A sus 54 años recién cumplidos, Gibson acusó los trastornos del jet lag. En la rueda de prensa estuvo somnoliento y lento de comprensión y reflejos. Pidió perdón por ello al menos en cuatro ocasiones, aunque la modorra le despertó la creatividad y dibujó una figura que bien podría pasar como el malo de un cuento de niños. Gibson también reconoció que le gusta más ponerse detrás de la cámara. "Es más interesante y me llena más", afirmó.